Anticuerpos contra el ego

El coronavirus es consecuencia de la conexión rota entre la gente. Todo está armoniosamente conectado en la naturaleza, a nivel de las partículas elementales, es decir, de la materia inanimada, así como a nivel vegetal y animal.

En estos niveles, todos usan a los demás sólo en la medida en que lo requiere su instinto natural. El lobo atrapa y se come a la oveja, no porque quiera lastimarla, sino que necesita comérsela para sobrevivir. Pero cuando el lobo ya no está hambriento, no toca a otras ovejas. No tiene ya deseo de matarlas.

Si fuera una persona en lugar del lobo, matará a todas las ovejas, enviará la carne a la tienda, ganará dinero y lo gastará para su propio placer.

El ego del hombre no tiene límites. Su deseo de disfrutar no termina dentro de los placeres animales de comida, sexo y familia. Intenta utilizar a otros para su ventaja, conquistar el mundo entero, elevarse por encima de todos con ayuda de dinero, honor y poder. Y este deseo destruye nuestra vida, nos hace enemigos unos de otros.

Riqueza, fama y conocimiento son satisfacción egoísta que requieren que una persona esté por encima de las demás. Y hace todo tipo de trucos para ganar dinero a partir de otros. Esto ya implica competencia.

No competimos por comida, sexo y familia; simplemente lo disfrutamos como lo haría cualquier animal. Sin embargo, el nivel humano se caracteriza porque requiere dinero, honor y conocimiento. Este deseo egoísta nunca puede ser satisfecho; exige más y más.

Pero la naturaleza, que es un sistema global e integral, no está de acuerdo, así como un árbol no está de acuerdo con ser cortado. La naturaleza resiste y produce anticuerpos que evitan que el hombre invada y destruya los sistemas naturales.

La naturaleza es una ley integral que une todos los elementos y no permite que alguno gobierne, todos están conectados con el resto de los elementos. Por lo tanto, tan pronto como vamos demasiado lejos con nuestro interés propio, sentimos la resistencia de otros, de la sociedad o de algunas partes de la naturaleza.

El avance adicional es posible sólo bajo la condición de que se observe la ley integral de la naturaleza, sin olvidar que todos estamos dentro de la misma esfera conectados por una red.

El universo y la Tierra y todo lo que contienen: la naturaleza inanimada, las plantas, los animales y el hombre están incluidos en un solo mecanismo y dependen unos de otros. En todo este sistema, sólo hay una ley que requiere que todos se complementen.

El ego humano es el único componente que odia a todos y quiere usar todo para su propio beneficio. Los humanos no sólo queremos usar a la naturaleza, también luchamos entre nosotros.

El egoísmo nos lleva a un mundo global en nuestra búsqueda por obtener más y más  ganancias unos de otros. Pero nunca aspiramos a tener una buena conexión mutua que contribuiría con todas las partes de la naturaleza. Por el contrario, cada vez que el hombre se infiltra en la naturaleza, intenta subyugarla, destruye especies enteras por capricho, sin pensar en las generaciones futuras, ni siquiera en su propio mañana.

Se dice: «Vayan y gánense la vida uno del otro». Es decir, cada uno produce algo propio: uno cultiva pepinos y el otro hornea pan e intercambiamos. Pero gradualmente, este fenómeno positivo se vuelve negativo porque cada egoísta quiere tener el monopolio y derrotar a todos.

Alguien abre una panadería, luego otra, luego una tercera y comenzamos a competir, agregamos aditivos químicos al pan, drenamos la tierra sin pensar en el futuro. Lo principal es tener éxito ante los ojos de los demás, ganar dinero, honor y poder. Estamos dispuestos a actuar, incluso en nuestro propio perjuicio, como Estados Unidos y Rusia, que gastan enormes cantidades de dinero en armas, pero no pueden detener su confrontación.

El hombre se se vuelve más egoísta y quiere esclavizar y explotar a otros, cada vez más, hasta que, de pronto, desde el nivel biológico llega una reacción en forma de virus ¿cómo se asocia exactamente el nivel humano con un virus primitivo? El hecho es que todos los niveles están conectados: la naturaleza inanimada, vegetal y animal y los humanos están conectados en un solo sistema.

Por lo tanto, se produce una disputa entre la gente y hay un terremoto en respuesta. Todo en la naturaleza comenzó con una pequeña partícula que comenzó a unirse cada vez más con otras partículas. Y así surgieron átomos y luego las moléculas vivas comenzaron a transmitir energía e información entre sí hasta que aparecieron organismos más complejos.

No hay ni una pequeña partícula en el universo que no esté conectada en este campo con el universo, con cada uno de sus elementos en todos los niveles: inanimado, vegetal, animal y humano. La conexión más importante está en el nivel humano, en el nivel del pensamiento, es decir, en las relaciones -eso determina y controla todo.

La velocidad del pensamiento es infinita; no está limitada por la velocidad de la luz, por lo tanto, todo se aclara en el pensamiento. Y el que no comprende que todas las partes de la naturaleza están conectadas en un solo sistema, es como un niño que dice que la copa se cayó y se rompió sola.

Así, la principal conclusión de la epidemia global del coronavirus será que las relaciones del hombre, la red que nos conecta, es el fenómeno más importante y más elevado en este mundo y define toda nuestra vida. Si la equilibramos, restauraremos la armonía en todos los niveles y viviremos como si estuviéramos en el cielo.
[261638]
De Kabtv «Nueva Vida #1211: anticuerpos contra el egoísmo», 10/mar/20

Material relacionado:
¿Cuándo desaparecerá el coronavirus?
El coronavirus está cambiando la realidad, parte 1
Coronavirus: ¿una bendición disfrazada?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *