Todos vemos el mundo con los mismos ojos y vemos lo mismo. Pero aparte de los ojos, también tenemos una mente que nos representa lo que vemos. La mente es diferente para cada uno, porque sirve al deseo de recibir.
Al grado en que podemos añadir el deseo de otorgar, veremos el mundo en el contraste entre esas dos cualidades- recepción y otorgamiento- y podremos revelar la verdadera imagen del mundo.
Esta es la diferencia en este mundo, porque cada uno es diferente en su mente. Aún cuando todos tenemos los mismos ojos y nos parece que debemos ver lo mismo, ninguno ve la misma imagen.
Finalmente, todo depende del mecanismo detrás de los ojos y detrás de las otras sensaciones: olfato, oído, habla, de los textos que leemos, es decir, toda la información del mundo que percibimos. Toda la información es procesada en el cerebro y cada uno tiene su propia mente. Por eso, nadie puede entender al otro.
Mientras más sentimos nuestra bajeza, más podemos ver. Pues, reduce nuestro ego y podemos ver mejor al Creador y Su otorgamiento hacia el mundo. Esto parece estar en conflicto y contradecir la percepción ordinaria y a la educación ordinaria.
Sin embargo, mientras más bajo te sientes a ti mismo con respecto a la percepción correcta y más claramente entiendes que no entiendes, más preparado estás para ver la verdad.
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De la clase diaria de Cabalá 19/oct/21, Escritos de Baal HaSulam, Shamati 26 “el futuro de uno depende y está enlazado con la gratitud por el pasado”.
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