La Torá, «Números«, 9: 6-8: Pero habia ciertos hombres, que estaban impuros por el cuerpo sin vida de un hombre, por lo que no pudieron mantener la pascua en ese día; llegaron ante Moisés y ante de Aarón ese día.
Y esos hombres les dijeron: “Estamos impuros por el cuerpo sin vida de un hombre; ¿dónde nos mantendremos atrás, para no traer la ofrenda al Señor en su tiempo entre los hijos de Israel?” Y Moisés les dijo: “Esperen hasta que yo pueda oír lo que el Señor ordena acerca de ustedes»
Estar impuros por el cuerpo sin vida de un hombre; significa conectarse en su trabajo interno con los deseos muertos que se destinan a la auto-satisfacción y no a la intención con el fin de otorgar a los demás.
Una persona que se hunde en estos deseos no se puede purificar de ellos ni se corrige. En ese caso no sólo no entra en la tierra de Israel, tampoco puede avanzar en su ascenso espiritual.
Y Moisés les dijo: «Esperen hasta que yo pueda oír lo que el Señor ordena acerca de ustedes» Moisés no decide nada por su cuenta, ya que no es más que un punto en nosotros que anhela al Creador. Cuando recibe un deseo desde abajo, tiene que encontrar el contacto con el Creador. A esto se reducen la función y las acciones de Moisés.
Es leal tanto a la gente como al Creador, porque es el punto de contacto entre ellos, es decir entre los atributos no corregidos y la propiedad superior de amor y otorgamiento.
Él no tiene identidad y por lo tanto se llama esclavo del Señor, como está dicho: «No ha habido un profeta tan grande como Moisés» En otras palabras, él es otorgamiento absoluto en ambas direcciones.
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De Kab TV “Secretos del libro Eterno” 2/04/15
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