Pregunta: Nuestro mundo es gobernado completamente desde arriba, y nos convencemos de esto más y más cada día: no conseguimos cambiar todo lo que queremos de la manera como lo queremos.» En vista de lo dicho recientemente, ¿cómo debemos valorar nuestros esfuerzos diarios respecto de la difusión? ¿Acaso la corrección representa a alguien fuera de la persona misma?
Respuesta: No, es la corrección de mi «Yo», que está fuera de mí. Yo lo siento en los demás. Pero es MI cuerpo espiritual. ¡En efecto, cuando uno otorga y ama a los demás, en realidad se otorga y se ama a sí mismo! Es así, porque a través de esta actitud orientada hacia los demás, uno recibe los deseos y la luz de ellos.
Pregunta: ¿Hoy, en el mundo exterior, cómo pueden verse los resultados de nuestra difusión?
Respuesta: Se puede apreciar en la cantidad de nuestros estudiantes y en el aumento de su calidad. También podemos observarlo viendo como el mundo entiende más el callejón sin salida hacia el cual se dirige, y en la preparación interna de las personas para comprender lo que dice la Cabalá; en el avance de la humanidad, que no será mediante las guerras, sino a través del reconocimiento del mal con la ayuda de las fuerzas superiores.
Pregunta: Si nuestros pensamientos son más poderosos que nuestras acciones físicas, ¿es posible entonces difundir sólo por medio de los pensamientos? ¿Las acciones físicas (por ejemplo el trabajo en el blog) son realmente necesarios en este mundo?
Respuesta: Los cabalistas realizan las correcciones en el sistema de Adán, en el alma común, aumentando la irradiación de la Luz sobre las almas que aún están sin corregir. Por eso tantas personas sienten la aspiración hacia lo superior. Pero esto solo no es suficiente. Ustedes han recibido el anhelo a través de la pregunta sobre el cuál es el sentido de la vida, y también han encontrado los libros, el maestro y el grupo para encontrar una respuesta a esta cuestión. Sólo en este ambiente podrán llegar a realizarse espiritualmente. Podrán conseguirlo actuando precisamente en beneficio de los demás, de la misma forma en que los cabalistas lo hacen, sintiendo el deseo que viene del Creador.
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