¿Qué hice para merecer esto?

La gente a menudo pregunta: «¿Por qué me pasan estos problemas?» Una persona puede ser despedida, ser afectada por una enfermedad grave o experimentar la muerte de un ser querido y comienza a preguntarse: «¿Qué hice para merecer esto? Lo he escuchado miles de veces de personas que buscan mi consejo.

De hecho, es imposible saber por qué ocurre un desastre; no se debe profundizar en el pasado buscando una razón, como si hubiera una conexión entre nuestras acciones, recompensas o castigos. Si trato de conectar el pasado y el futuro y encontrar una cadena causal, es un enfoque muy simplista y material. Así hablamos con niños pequeños que no pueden comprender más que eso. A medida que el niño crece (a los 12-13 años), debe desarrollar una forma diferente de pensar.

No sé por qué me pasan ciertas cosas, depende de la raíz del alma. Cada estado es completamente nuevo en cada momento. Lo que sucedió en el pasado no tiene relación con el futuro, todo depende de un sistema común para la humanidad, del alma común. Todo viene a mí desde allí y estoy interconectado con un número infinito de variables que afectan mi destino.

Muy posiblemente, partes del alma que están muy lejos de mí, determinan lo que me sucede en este momento. Por el contrario, puedo ser yo la razón de lo que le sucede. Pues, todos estamos conectados en el alma común de Adam.

Obviamente, en el nivel corporal simple, puedo predecir las consecuencias de mis acciones físicas. Pero de repente algo sucede y pierdo la conexión directa. Ocurre porque no podemos tener en cuenta todas las variables en nuestra vida. Nos parece que todas las razones deberían ser evidentes, pero no es así.

La pregunta es, ¿Qué se puede hacer cuando surge una situación difícil? No debemos voltear al pasado, sino trabajar con el estado que tenemos ahora. El hombre se renueva a cada momento, todos los días. No hay momento que sea como otro. Estas son leyes espirituales. Los mandatos nos llegan del mundo espiritual sin ninguna conexión con lo que se hace en este mundo.

Esto destruye todo nuestro sistema anterior de creencias sobre recompensa y castigo y forma un nuevo sistema en el que estamos conectados con las razones reales: el gobierno superior que da forma a nuestra vida.

Si me sucede algo, no busco la razón en el pasado. Incluso si creo que la encontré, ¿Me ayudará? Con esa base, sólo cometeré más errores en el futuro. Por lo tanto, es mejor decir que cada momento viene de arriba, con base en la raíz de mi alma. Si quiero asegurar un desarrollo bueno, decente y rápido para mí, debo afectar la raíz de mi alma para que sólo buenas instrucciones vengan de allí.

El pasado sucedió y se hundió en la eternidad; ya no nos preocupamos por él. En mi estado actual, debo buscar mayor conexión con todos. Si no estoy en un grupo cabalista, entre personas que quieren conectarse con el alma común de Adam HaRishon, no tengo forma de influir en mi vida. Simplemente estaré siguiendo los comandos que vienen del gobierno superior, sin saber de dónde vienen.

Si quiero conectarme con mi raíz espiritual, debo estar en el entorno adecuado, cuidar al grupo y a la humanidad, empujarlos a la conexión. Así, el sistema del que formo parte, que es la fuente de toda autoridad, me será revelado.

Si ocurre una tragedia, no debes culparte ni devorarte a ti mismo. Sino que debes aceptarla como es y desde ese estado conectarte aún más con el grupo. Para que eso suceda, debes estar entre personas que también quieren influir, comprender y elevarse por encima de su vida. Puede hacerse.

Vemos que no hay recompensa ni castigo por hechos pasados ​​en el mundo. Los delincuentes viven vidas hermosas, mientras que un simple trabajador, que se gana el pan con el sudor de su frente, sufre. Intentar encontrar justicia es desperdiciar tu esfuerzo en la dirección equivocada. No hay nada que aprender de este mundo, porque está construido sobre la falsedad.

La ciencia de la Cabalá explica la única forma de influir en el mundo: encontrar un grupo de personas de ideas afines y comenzar a unirse con ellos. Sólo con el poder de nuestra conexión podemos influir en la fuerza superior. Así cambiará la realidad para todos.

Podemos crear una revolución así, sin un solo soldado ni disparo ni violencia, sólo por la fuerza superior. Si nos unimos en una decena, despertamos la fuerza superior para que nos corrija a nosotros y a la humanidad.

Nuestra recompensa está en nuestra unidad y en la sensación de nuestra decena como un todo. Nuestro castigo está en nuestra incapacidad para lograrlo. Así que, pase lo que pase, incluso lo peor que pueda imaginar, diré que vino de arriba y es lo mejor para mi porque me empuja hacia el amor y la conexión con mi decena. Cada momento es una nueva vida, un nuevo estado con el que tengo que trabajar dentro de mi decena. Así debe ser con todo lo enviado a mi camino, lo percibiré como bueno.

Construyo mi alma dentro de la decena. Diez amigos que intentan unirse («amigo» – «Haver» de la palabra «conexión» – «Hibur«), crean entre ellos un mecanismo llamado «alma». En el alma, revelan la fuerza de amor, otorgamiento y unidad, que es lo que controla el universo. Por eso se llama fuerza superior. Toda nuestra vida, todos los eventos nos llevan a cumplir con este objetivo.
De Kabtv «Noticias con el Michael Laitman» 5/ago/19

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