El deseo de conocer el sentido de la vida

Pregunta:

¿Qué lo guió inicialmente en la vida?

Respuesta:

Como a todo el mundo, me impulsó el deseo de comprender el sentido de la vida, sus misterios, porque vi que todo debe tener alguna forma de control. Ni una célula, ni un organismo, ni el universo entero, si es un sistema interconectado pueden existir sin estar controlados, según dicen nuestras ciencias.

 

Pero solo revelan una pequeña parte de la naturaleza que nos rodea, rascamos algunas motas de polvo y lo llamamos «masticar el granito de la ciencia»; en efecto, ante nosotros se alza un enorme muro de granito y allí donde podemos arrancar un trozo, ésa es nuestra ciencia y todo lo demás es lo desconocido.

 

Así es como me sentí claramente ante esta «pared de granito» que podía raspar ligeramente para recoger un poco, como todo el mundo.

 

Newton tenía una analogía diferente, lo cita comparándose a sí mismo con un «colegial recogiendo guijarros en la orilla del mar llamado conocimiento». Y sólo está recogiendo guijarros, ni siquiera en el mar todavía, sino en la orilla.

 

Cuando sentí esto, la ciencia dejó de atraerme. Me parecía tan mezquina e insignificante que no merecía la pena dedicarle toda mi vida, ser devoto a ella, en aras de unos pequeños y aislados conocimientos. Sin embargo, eso no significa que la despreciara en absoluto, sigo amándola, leyendo sobre ello y manteniendo mi interés, todos estos años.

 

Sin embargo, me repugnaba mucho. ¿Qué sentido tiene rascar el «granito» como todo el mundo para recoger un par de migajas, entender un poco más y saber un poco más? Si me dedicara solo a mi biocibernética, ni siquiera lo entendería ni lo reconocería.

 

¿Y qué hay de la biología, la zoología, la botánica, la geología, la mineralogía, las ciencias de la Tierra y la cosmología? Un vasto conjunto de otras ciencias hablan en principio de toda la naturaleza, de todo este «granito». Pero cada una raspa y recoge diferentes «motas» de diferentes lugares y de ahí surgen la geología, la zoología, la mineralogía, etcétera. ¿Qué ganaría yo dedicándome a ellas?

 

Al ver esto, sentí un inmenso vacío en mi interior: No hay nada por lo que merezca la pena vivir, solo me quedaba una pregunta: ¿Cómo puedo encontrar el sentido de la vida? Lo que me interesaba no era el conocimiento trivial de ciencias parciales, dispersas e inconexas, cada una de las cuales reunía algo para sí misma, sino la comprensión global: el diseño del Universo.

 

Esto es lo que se llama el «sentido de la vida», porque la vida humana, como observamos, es la forma más elevada de existencia. ¿Cuál es el propósito de la naturaleza, la fuerza superior (llámese Creador, emanador o hacedor, no importa) para crear todo esto?

 

Esto me desconcertó enormemente toda mi vida, hasta que encontré la Cabalá se convirtió en una especie de vacío, trabajé, serví, abrí mi propio negocio bastante exitoso, pero todo lo anterior estaba de alguna manera en el fondo; por dentro sentía un vacío absoluto y la insignificancia de la existencia. Así era.

 

Creo que hoy en día millones, tal vez incluso miles de millones de personas en el mundo sienten lo mismo. Este sentimiento precede a la búsqueda de una persona y le ayuda a sentir el sistema en el que existimos; básicamente solía preguntarme: «¿Qué es esto? ¿Por qué está todo esto a mi alrededor, incluido yo mismo?»

 

Cuando miras al cielo estrellado y ves esta infinidad, piensas y te preguntas ¿cómo entender y comprender todo esto?

 

¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué? Esta pregunta surge del Universo mismo cuando lo miras en una noche oscura. Si esta pregunta realmente atormenta a una persona, viene a estudiar Cabalá.

 

Para aquellas personas que simplemente sienten una crisis, de alguna manera, necesitan comprender el sistema en el que se encuentran. Al fin y al cabo, si no se equilibran con este sistema de la naturaleza, si no llegan a la homeostasis, a la armonía, la naturaleza los aplastará con sus catástrofes: tsunamis, terremotos, desplazamientos de las placas tectónicas e incluso guerras nucleares.

 

Entonces solo quedan dos opciones: o empiezan a buscar el sentido de la vida por miedo animal o se extinguen como los dinosaurios, que desaparecieron porque no encajaban en el sistema cambiante de la naturaleza.

 

Pero los dinosaurios no tenían otra solución, nosotros tenemos una solución muy sencilla: cambiamos o perecemos. Quedará una pequeña parte que aún llegará a equilibrarse con la naturaleza, según la sabiduría de la Cabalá, puede suceder así.

 

Además, solo quedarán aquellos que puedan participar en la integración, ellos crearán el equilibrio. Todos los demás estarán en este sistema pero no en la forma terrenal porque su actual egoísmo animal no les permitirá participar en la integración.

 

Sin embargo, hay un camino fácil cuando la gente, a través de la educación y el trabajo explicativo, cada uno y todos juntos ayudándose, llegan a la integración entre ellos, se vuelven similares a la naturaleza, entran en equilibrio y armonía con ella y sienten toda su perfección.

 

Realmente espero tal resultado.

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