La parte más destrozada del universo

El Creador creó un deseo, que se desarrolló y luego se dividió en pequeñas partes. A partir de la fragmentación del deseo común en partículas separadas, surgió entre ellos el egoísmo, el rechazo mutuo y empezaron a sentirse colocados en nuestro mundo.

Todos los deseos inanimados, vegetativos, animados y humanos que empezamos a sentir, empezamos a verlos fuera de nosotros mismos en la forma del mundo que nos rodea. Nuestros deseos mutuos constan de cuatro niveles que llamamos inanimado, vegetativo, animado y humano o 0, 1, 2, 3, 4.

Nuestro trabajo es salir del grado egoísta porque al permanecer en él ni siquiera sentimos dónde estamos.

Inicialmente el egoísmo nos encierra dentro de nosotros mismos, a todos y cada uno de nosotros, mientras estamos en él no sentimos nada más que nuestro mundo, esta es la parte más baja, más insignificante y más rota del Universo. Por lo tanto, no sabemos quiénes somos, qué somos, para qué estamos, ¡absolutamente nada! Quizás nos sintamos abrumados. Y luego, ni siquiera esta verdad la sentimos.

Pero se nos da el poder que nos desarrolla. Gradualmente, más y más luz Superior desciende sobre nosotros, la cualidad de otorgamiento que nos permite sentir la necesidad de unirnos unos a otros.

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