Lo principal es la plegaria, porque expresa nuestra petición y nuestra actitud ante el Creador. La plegaria muestra que ya entendemos que somos completamente dependientes de Él, que no hay absolutamente nada que podamos hacer por nuestra cuenta y que todo depende solo de cómo seamos capaces de pedir. Por lo tanto, la fortaleza principal, es el poder de la plegaria.
Pero nosotros, por el contrario, normalmente lloramos precisamente porque no tenemos la fuerza. Se deduce que, justo cuando no nos queda fuerza, ya estamos listos para el verdadero trabajo, que es la plegaria. En otras palabras, debería estar agradecido cuando me siento sin fuerza, pues he llegado al punto en el que me dirijo al Creador, le grito, le pido y le rezo.
Se requiere de mucho esfuerzo para darse cuenta que uno no puede lograr nada por sí solo, entonces me dirijo al Creador y le pido fuerza y ayuda para elevar la plegaria. Luego el Creador satisface esta petición y nos permite ascender a Él.
El Creador siente el deseo de la persona, de adherirse a Él, justo como el Creador ya está adherido a la persona, aunque la persona no lo sienta todavía.
La oración debe ser desde el fondo del corazón y cada vez desde más adentro. Dirigirse con la plegaria, significa adherirse al Creador con manos y pies, como si yo estuviera dentro del Creador como un feto en el útero de la madre, bebo y me alimento de Él y me quiero sumergir y disolver infinitamente en Él. Es decir, como si me quisiera anular ante el Superior.
Solo a través de los amigos se puede apelar al Creador. O sea, me quiero aferrar a mis amigos y me quiero anular ante ellos, esta será la vía por la cual estaré incorporado al Superior.
