Las restricciones de la ciencia

Comencé a estudiar Cabalá en 1976, cuando yo tenía 30 años de edad. Tres años después llegué a Rabash, pero aún antes de llegar a Rabash empecé a leer El Libro del Zóhar con el Comentario al Sulam. Estudié la Introducción a la sabiduría de la Cabalá y otras fuentes. No podía comprender nada, pero ya trataba de entenderlos. 

 

Cuando llegué a Rabash todo iba por la misma línea. Antes de eso probé de todo: ciencia, filosofía, religión; y ví que todo era solo un engaño, absolutamente todo, ¡incluyendo la ciencia!

 

Desvían a la persona del camino correcto, del objetivo de la creación, del sentido de la vida. Así que me pregunté: “¿y si descubro cómo mezclar dos soluciones y averiguar qué resulta?”…. La naturaleza a nuestro alrededor es una gran esfera. Investigaré algo de sus cualidades, algún conocimiento y estudiaré lo que resulte al juntarlo. ¿Voy a estar haciendo esto toda mi vida?….. Bueno, iré averiguando y reuniendo de a poco… ¿Y por qué?…. tal como decía Einstein: “Como un pequeño chico, juntaré guijarros a la orilla del mar…”

 

Todas las grandes personas se han hecho también estos cuestionamientos, y lo que más les ha impulsado para seguir avanzando ha sido la comprensión de la base del universo, su fórmula integral, es decir, la conexión entre todas sus partes —el “¿para qué?”. Toda la conexión de estas X´s, Y´s, Z´s y demás, ¿qué hay dentro de la fórmula, ¿a qué es igual? ¡El sentido de la vida!

 

“¿Qué es? ¿Lo comprenderé o no?” La ciencia no le dará al hombre una respuesta, dado que él trabaja con su cerebro y sus cualidades, como un animal que comienza a rascar la tierra con su pezuña y huele lo que ha encontrado. ¡Es mucho para la ciencia! Sin embargo, no le resto importancia en absoluto, solo digo sencillamente que es necesario entender sus restricciones.

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