Así fuimos creados

Rabash, Artículo 10, «¿Cuál es el grado que se debe alcanzar para no tener que reencarnar?» (1984): La cuestión es que debemos saber que todas las almas se extienden del alma de Adam HaRishon, porque después de que él pecó, en el pecado del Árbol del Conocimiento, su alma se dividió en 600,000 almas. Esto significa que la única luz que tenía Adam HaRishon, es lo que el sagrado Zóhar llamó, Zihara Ila’a [brillo superior], que tuvo en el Jardín del Edén y que de inmediato, se extendió en numerosas piezas.

Hay un estado llamado «alma general» o Adam. Este es el deseo de recibir, disfrutar, encontrar satisfacción, llenarse de Luz.

En ese estado, la criatura se siente la más pequeña, porque se le dio placer total, como al bebé que fue alimentado, le cambiaron el pañal y yace en los brazos de su madre, puede olerla, no necesita nada más. Se siente bien.

El Creador no desea dejarnos en este estado. Él quiere que alcancemos Su estado, que es el estado maduro, por eso destruyó el deseo en 600,000 partes (almas), que después se dividieron en un número infinito de chispas del alma.

Cada parte difiere de las demás, por su deseo egoísta, que no le permite percibir los deseos de las demás. Hay un gran antagonismo entre ellas.

Hay una partícula del alma general en cada uno de nosotros. Por eso, no nos entendemos y no podemos conectarnos de ninguna manera. Sólo podemos sentir que dependemos unos de otros y que esta dependencia nos obliga a aceptarnos. Mientras reciba satisfacción, de manera egoísta, beneficios de otros, los tolero a mi lado. Si no hay nada que pueda obtener de los demás, en realidad sufro por su presencia y trato de separarme de ellos. Así fuimos creados.
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De Kabtv “Fundamentos de Cabalá” 16/sep/18

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