Recibí una pregunta: El 2 de abril se llevará a cabo una reunión cumbre entre los líderes del G-20 para intentar sacar al mundo de la crisis. ¿Qué es lo que ellos pueden lograr?
Mi respuesta: Estas personas pueden conseguir mucho, puesto que tienen la capacidad de popularizar sus opiniones. El mundo está en crisis y muchos de estos líderes comprenden que si todos los países tan sólo se preocupan por sí mismos, se causará gran daño al mundo. Por consiguiente, los países no deben separarse, sino unirse. Sin embargo, nadie sabe sobre esto.
«Nos estamos reuniendo para emprender algo, pero no tenemos la capacidad de hacerlo». Esto es lo que ellos muestran a todos. Se dan cuenta que los países no se pueden aislar entre sí, pero nadie conoce la manera de solucionar este dilema.
Efectivamente ellos emprenderán algo, pero al paso que van, lo que ellos hagan sólo fracasará y nadie comprenderá hacia adónde se fue todo. Pasará lo mismo que con el plan de estímulos de Obama.
¿Por qué ocurre eso? Porque no pueden incluir la ley global de interdependencia entre nosotros, la Arvut (la Garantía Mutua). «Esta ley estipula que debemos ahora crear una buena conexión entre nosotros y eso sólo puede provenir de la comprensión que todos dependen completamente de los demás».
Veinte personajes poderosos se reunirán, todos ellos líderes de sus naciones. Ya no pueden jugar con sus pueblos mintiéndoles para intentar calmarlos, porque provocarían agitación social, hambruna y muchos disturbios. Por consiguiente, deben ofrecer algo al mundo.
Sin embargo, la regulación y la armonía no deben efectuarse en el nivel corporal, sino más bien al nivel interior, el nivel de conexión entre la gente. Es ahí que ha ocurrido el rompimiento (el rompimiento de las almas) y fue así que se creó el egoísmo. Por lo tanto, es justo allí que se tiene que hacer la corrección. Por eso tenemos que estudiar nuestros estados actuales y el estado hacia el que nos impulsa la Naturaleza. Debemos aprender a vivir en un nuevo mundo de la misma manera en que se lo enseñamos a nuestros hijos.
(Tomado de la lección sobre el artículo de Baal HaSulam, La Libertad, impartida el 13 de marzo del 2009)