El tiempo es un sentimiento de carencia, y esta nos alarga el tiempo, multiplica los segundos como una moneda de cambio; por lo tanto el tiempo puede reducirse.
Al unirnos, aumentamos el resplandor de la luz circundante sobre nosotros y así atraemos el futuro hacia nosotros. Al influir en nuestra conexión, podemos influir en la luz que se revelará entre nosotros, resulta que tenemos la capacidad de cambiar y determinar el estado general de toda la realidad.
Después de todo, si nos elevamos en nuestra conexión a todos los niveles: inanimado, vegetativo, animado y humano, entonces todo resulta estar en nuestras manos y al final solo depende de nuestra unificación.
La luz circundante es la luz que brilla alrededor del alma y está esperando a que ésta pueda revestirse de ella en proporción a la conexión que ha surgido entre las partes del alma; y entonces el futuro se convierte en presente, en luz interior.