Ama incondicionalmente

Pregunta: Todos reconocen y respetan el principio de amor al prójimo como a ti mismo. Pero en la nueva era, ¿cómo podemos convertir a la gente para que ame en lugar del odiar y separar?

Respuesta: Para lograr eso nosotros gradualmente pasamos de la intención egoísta a la altruista. Toda persona quiere ser amada tal como es. En otras palabras, el amor está por encima de todos los cálculos. Alguien me parece hermoso y otra persona me parece fea. Alguien aparece bueno ante mis ojos y alguien malo. Sin embargo, si amo a alguien, entonces yo lo amo como amo a mi propio hijo, sin importar cómo es.

Es sólo que amamos a nuestros hijos de forma natural, mientras que aquí necesitamos el amor que se eleva por encima de nuestra naturaleza. Está escrito: «Cada persona niega a los demás según su propio defecto». Si ves un defecto en alguien, significa que el defecto está dentro de ti.

Sin embargo, somos inicialmente incapaces de alcanzar el amor incondicional, porque por nuestra naturaleza nos odiamos unos a otros. Siempre busco los defectos en los demás porque esto me hace sentir mejor y más alto que ellos, lo cual es ya agradable por sí mismo. Durante la búsqueda de la auto gratificación, tengo que ver los defectos en los demás y ponerlos por debajo de mí, al menos en algún aspecto. Si alguien parece ser mayor que yo y no lo puedo justificar, entonces caigo en la depresión.

Entonces, ¿cómo podemos alcanzar el amor? En primer lugar, «amor» significa estar imbuido en los deseos del prójimo y estar dispuesto a llenarlos. En este momento estoy listo para usar y explotar a mi prójimo, pero me he dicho, «úsate a ti mismo para llenarlo a él». Pero esto es totalmente contrario a mi naturaleza. No puedo subir esta pared.

Por eso el sabio Hillel hizo más fácil el reto, poniéndolo de esta manera, «No hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a ti». Debes ser neutral, dejar el odio y amar al prójimo. Mediante la realización de esta condición, superarás la primera mitad del camino.

Tendrás que separarte de tu egoísmo, de los deseos anteriores. Abandonarás los planes e intensiones malintencionados. A partir de ahora ya no querrás hacer daño al prójimo, ya sea por error o deliberadamente. No querrás utilizarlo, ya que esto siempre lo daña. Y aunque todavía pienses que puedes aprovecharte de tu prójimo, comenzaras a entender que el resultado final será una perdida para ti mismo. Lo que es bueno para él es bueno para ti, y lo que es malo para él es malo para ti. Ya ves que los dos están conectados entre sí por una red global que está revelándose en el mundo de hoy. Es por eso que no tienes otra opción sino la de por lo menos no hacer daño a otros.

Esta es la primera fase: Apagas tu Maljut y la elevas a Bina, al pequeño estado, a Katnut, a Jafetz Jesed. Y entonces tendrás que continuar en el camino hacia el amor.

Todas estas fases se realizan con la condición de que se avances «de Lo Lishma a Lishma», si a pesar de tu egoísmo aspiras a la meta altruista. «Vale la pena que yo trate bien a mi vecino», razonas. «Después de todo, estamos interconectados y no hay otra opción…». Y, finalmente, a medida que camines por este camino, evocarás la Luz que Reforma, que corregirá tu mente y sentimiento.

Y entonces tú entiendes, «tengo que amar a los demás, pero no porque me haga sentir bien y no porque estemos en un mismo sistema, no importa cuán global e integral este pueda ser. «Eso no es lo que importa. Simplemente estás cautivado con el atributo de otorgamiento en sí mismo. Tú no sabes qué hace que esto sea tan bueno, pero tú sientes que aparte del otorgamiento, no deseas otra cosa. Tú no te llenas a ti mismo y no anticipas el placer. Tú otorgas no por miedo, admiración, reverencia, grandeza, sino que otorgas de una forma pura. Ahora este es todo para ti.

(58899- De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 10/27/11, «El amor por el Creador y el amor por los seres creados»)

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