Cómo cambiar al gobernante de malvado a bueno

En el mundo de hoy (es decir, en lo que parece en nuestras sensaciones como la realidad externa), nuestro egoísmo -las cualidades opuestas al Creador- gobierna. Al grado en que corregimos nuestro deseo en la dirección de otorgamiento, veremos y estaremos de acuerdo en que el mundo no está gobernado por el egoísmo, no por el Faraón, sino por el Creador.

Todo depende sólo de nosotros: cambiamos al gobernante de malvado a bueno. Todo nuestro trabajo es revelar el gobierno del otorgamiento y amor en lugar del gobierno del egoísmo. Esto depende de la persona porque el mundo entero es un reflejo de mis deseos, como está escrito: “Cada uno juzga de acuerdo a sus propios defectos”.

La tarea de la persona es corregir su deseo para que este no evite que el Creador lo llene de la misma manera en que Él llena el resto de la realidad. Para esto, no debo sentirme como separado del Creador. Es un asunto de nuestra percepción de la realidad, la cual debemos corregir con el fin de sentir que “toda la tierra (deseo) está llena de Su gloria”, es decir que el Creador se revela en todos los deseos de una persona.

Nuestros deseos no corregidos que son opuestos en forma al Creador son revelados dentro de nosotros, y necesitamos reemplazarlos con el principio “No hay nada  más que Él”.

Un individuo no es capaz de hacer esto solo. Únicamente puede imaginarlo. Si quiere realmente lograr la corrección, entonces su deseo debe llegar a ser similar al Creador, a las cualidades de otorgamiento y amor. Por lo tanto, necesitamos trabajar junto con otros para que el Creador gobierne en el deseo común.

Así es como, una y otra vez, corregimos más y más el deseo no corregido que es revelado a partir de la ruptura. A través de la conexión con los amigos, logramos la conexión con el Creador y así corregimos la realidad hasta que vemos que toda ella está llena sólo con una fuerza y; “Toda la tierra está llena de Su gloria”.
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De la segunda parte de la lección diaria de Cabalá 8/ene/18, “La vida en realidad: No hay nada más que Él” 

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