Recibí una pregunta: La cumbre del G-20 (Grupo de 20 países) me recuerda la famosa historia de los residentes de un Kibbutz que rogaron que lloviera en medio del desierto. ¿Sería ésta una buena comparación?
Mi respuesta: ¿Se refiere usted a que los miembros del Kibbutz rezaron para que lloviera desde el fondo de sus corazones y finalmente la lluvia apareció? Por lo tanto, ¿llegaría el bienestar si el grupo G-20 y toda la humanidad en general lo desearan? ¡Pues, las personas que vivían en el Kibbutz estaban unidas! Estaban dispuestas a sacrificar su egoísmo respecto a los demás y a anularse con respecto al Kibbutz. Tenían un deseo en común, una plegaria que provenía de su unificación y por eso se convirtió en realidad.
¿Pero, qué unidad existe allí? Por un lado, podemos decir que la gente está unida por un problema común, como las nueces dentro de una bolsa. Sin embargo, eso no es suficiente porque lo que se requiere es la verdadera unificación. No ayudará simplemente intentar y escapar del sufrimiento. Eso no orientará a las personas hacia la bondad. Se les puede encauzar hacia la bondad sólo bajo la condición que ellos comprendan cómo crear esa bondad.
Fundamentalmente, la pregunta es: ¿puede la humanidad descubrir de manera natural el camino hacia un futuro feliz, sin la ciencia de la Cabalá? La respuesta es: no, no puede, porque no tiene la Fuerza que es capaz de unir a los egoístas. No tiene el medio que atrae la Luz Superior, que puede llenar el vacío entre los egoístas y «pegarlos» a unos con otros. Lo que se necesita es una conexión con la Fuerza Superior; por eso es que la ciencia de la Cabalá fue revelada en la antigua Babilonia y ahora está de regreso.
(Tomado de la lección del artículo de Baal HaSulam, Un Precepto, el 8 de marzo del 2009)
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