Recibí dos preguntas sobre nuestra relación con el ambiente
Pregunta: En una de sus lecciones en Estados Unidos, usted dijo que las personas que están listas para una nueva visión del mundo, voluntariamente limitan al mínimo sus necesidades corporales de comida, abrigo, diversiones y conocimiento. ¿Qué debemos hacer con el resto de quienes nos rodean, como hijos, esposas y padres, que no están listos para limitarse? ¿Será suficiente que me limite yo solo mientras que doy a los que me rodean lo que quieren y les muestre que mi camino es correcto por medio del ejemplo personal? Por cierto, así he actuado toda mi vida y a cambio todos a mí alrededor tácitamente me odian y me rebajan.
Mi respuesta: Si la cabeza de uno anda “en las nubes”, naturalmente uno toma no más que lo necesario de este mundo. No tiene porque limitarse porque le llega naturalmente. Esta es la actitud de alguien que se ha dado cuenta que todo el mundo es como una familia.
Si las personas a su alrededor lo odian y lo rebajan es probablemente porque usted los está forzando o les está prohibiendo algo.
Pregunta: ¿Puede una persona hacer que otra persona sienta una carencia o necesidad (ya sea espiritual o corporal)?
Mi respuesta: El ambiente puede evocar o suprimir un deseo terrenal en alguien (vea el artículo La Libertad). Lo que es más, si una persona tiene un punto en el corazón, la sociedad puede acelerar su desarrollo.
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