En las noticias (de Slon): «El mundo está cada vez más conectado, el 35 % de las mercancías cruzan las fronteras, en comparación con el 20 % del 1990; más de un tercio de las inversiones financieras son transacciones internacionales; el 20 % del tráfico de Internet es internacional; el comercio total es del 36 % del PIB mundial (pero todavía está por debajo del 52 % en la pre crisis del 2007). Rusia fue clasificada novena de 131 países en el ranking de conexión con la economía mundial».
Mi comentario: Todos los informes indican que todo está interconectado, aunque en realidad, nuestra interconexión es mucho mayor puesto que no se toma en cuenta las conexiones entre las personas, las culturas y la mezcla de poblaciones.
La naturaleza programó un mayor desarrollo de la humanidad en la creciente unidad, y no podemos evitar este programa. Cuanto más nos resistamos a ello, más obligados nos veremos a obedecer a través de más sufrimiento. Las leyes de la naturaleza son inevitables.
En etapas anteriores del desarrollo (evolución), la naturaleza desarrolló la materia desde el inanimado al vegetativo y al animado. Nosotros también pertenecemos a la parte animada de la naturaleza, porque nos hemos desarrollado inconscientemente. Pero en el siguiente grado de «el ser humano hablante» (Adam, de la palabra «Domeh», similar a la naturaleza, al Creador), tenemos que elevarnos conscientemente, atrayendo la fuerza de la naturaleza por nuestro propio acuerdo.
De esta manera llegamos a ser iguales a Él, como socios, en vez de ser aquellos que instintivamente siguen sus órdenes desde adentro. La sabiduría de la Cabalá habla de cómo elevarnos a la siguiente etapa de desarrollo. Es por eso que estuvo oculta hasta nuestro tiempo, esperando al final de nuestro desarrollo instintivo (inconsciente).
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