Comentario: En estudios conducidos durante dos años por el Instituto Adler, sobre educación, se hizo una encuesta que aclaró que alrededor del 48% de padres israelíes no hablan con sus hijos. En otra encuesta, a 300 adolescentes israelíes de entre 13 y 18 años, el 40% confirmó que no están en comunicación con sus padres y no están familiarizados con sus historias ni con sus raíces.
Respuesta: Esto es comprensible porque estamos elevándonos por encima del nivel del desarrollo corporal, donde todo fue construido sobre un hogar tradicional en donde padre e hijos estaban fuertemente conectados. En su mayoría, los hijos heredaban la profesión de su padre, construían sus casas junto a la de ellos y permanecían unidos.
Pero desde hace ya algún tiempo no estamos en esa situación. Con el desarrollo de la industria, todos fueron atraídos a las ciudades y, con el desarrollo de una variedad de profesiones, la conexión entre “padres e hijos” se rompió.
Cuando la generación se desarrolla con tal turbulencia y rapidez, cuando la perspectiva en el mundo es modificada por completo en pocos años, entonces no solo los niños, sino también los padres, no se reconocen a sí mismos, como lo hacían cinco años antes. En el pasado los hijos dejaban el hogar de sus padres a los 18 o 20 años, ahora, lo hacen entre los 11 o 12 años, el niño no quiere sentir que le debe algo a alguien, sus padres son los que le deben algo, él, no les debe nada.
Hemos alcanzado una situación en la que, depende de nosotros comenzar a elevarnos por encima del nivel corporal, en el que la gente está conectada, una a otra, solo en el aspecto físico, de acuerdo a su hogar, de manera tradicional. Ahora ¡¿qué otra cosa pueden darle el padre a sus hijos?! Ellos ya no pueden transmitir su propia educación, porque difiere de lo que la presente generación requiere.
Ni siquiera la educación actual corresponde a las necesidades del joven, para que pueda desarrollar su vida. Todo está cambiando rápidamente y los niños no sienten la necesidad de comunicarse con sus padres. Los padres tampoco sienten atracción a sus hijos porque ya no se ven reflejados en ellos.
Nos encontramos en una situación muy interesante, por lo que la necesidad de un vínculo entre las generaciones aparecerá, eso generalmente ocurre en la transición de una generación a otra; tiene que haber una aspiración común, un flujo común de estilo de vida en el que, poco a poco, el propósito de la vida se haga evidente.
La sabiduría de la Cabalá nos da esto. El logro del propósito de la vida y el propósito de la creación que es el mismo. Entonces los niños podrán ser “nutridos” por sus padres. En esta situación, los padres podrán dar a sus hijos educación en el hogar, a partir de una temprana edad, infundir en ellos el fundamento adecuado para toda la vida. Ambos se encontrarán dentro de la misma orientación interna y externa, en movimiento común.
Tendrán algo de que hablar entre ellos, algo que transmitirse. Así, el enlace entre generaciones aparecerá, no en el nivel corporal como fue a través de la historia de la humanidad, sino en el nivel espiritual, en el nivel de la conexión de las almas.
Entonces descubrirán una conexión profunda y espiritual entre ellos, descubrirán por qué específicamente estos son sus padres y esos sus hijos, por qué específicamente suceden contactos como estos entre ellos, incluyendo contactos físicos en el nivel corporal y entonces la transición al nivel de almas sucederá.
Pregunta: ¿Qué clase de objetivo será determinado?
Respuesta: El objetivo de la humanidad es alcanzar una conexión mutua inclusiva. Esto también estará dirigido a la conexión familiar, que se reforzará gracias a la conexión espiritual. Las conexiones físicas se mantendrán en el mismo nivel y habrá incluso más independencia.
Este será un sistema completamente nuevo de conexiones mutuas, sostenido por toda la sociedad. Y prevalecerán nuevas relaciones entre padres e hijos; la conexión será nueva.
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De Kabtv “Noticias con Michael Laitman” 29/feb/16
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