El sistema espiritual funciona de manera especial. En el mundo material, estamos acostumbrados a que incluso los sistemas más grandes están construidos con base en un principio más primitivo donde cualquier elemento lleva a cabo su función autónoma.
Por ejemplo, un carro tiene radiador, carburador, pistones, cilindros y cada detalle funciona como fue inicialmente diseñado, sin cambiar su función de acuerdo a nuevas condiciones.
Los sistemas espirituales tienen menos elementos: 5 x 5 x 5, pero el problema es que al cambiar su grado en relación con la Luz del infinito, cambian sus atributos, como está escrito “Cambiar tu lugar provoca un cambio de suerte”.
Esta es toda la complejidad.
De otra manera, todo El estudio de las diez Sefirot (TES- Talmud Eser Sefirot) podría ser explicado en veinte páginas. El problema es que existen ascensos y descensos espirituales a través de los cuales los atributos cambian y eso nos confunde.
Si los Partzufim espirituales ascienden o descienden, pueden cambiar su comportamiento previo. Es imposible decir acerca de cinco Sefirot, si es Jojma o Jasadim (Bina), porque eso depende de qué está por encima o por debajo de ellos, qué están vistiendo y a quién deben otorgar.
Ninguna existe por sí misma y cada una puede llevar a cabo las funciones de todas ¡No existe algo así en nuestro mundo! Sin embargo, todo el sistema espiritual es creado a partir de un solo deseo de disfrutar y todo lo demás en este sistema depende de la manera en que es usado.
Las luces entran al sistema y comienzan a organizarlo de acuerdo a sus cualidades. Todo depende de la posición del Partzuf o incluso su parte en relación a otros Partzufim. Esto es imposible de entender con nuestra mente; debe pasar a través de nuestras sensaciones y entonces veremos que este sistema está vivo.
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De la 2a parte de la lección diaria de Cabalá 25/ene/18, Talmud Eser Sefirot, parte 10, “Tabla de respuestas por tema”, punto 149
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