El Trabajo del Creador

rav_2008-11-07_blackpool_lesson_19_wCuando abrimos una y otra vez el Libro del Zohar, el entusiasmo inicial se pasa. Este entusiasmo nos es dado desde Arriba, al igual que el punto en el corazón con el cual el hombre llega a la Cabalá. Este despertar desde Arriba (Itaruta de Leila) nos lo da la fuerza Superior.

Por supuesto, con este “combustible”, con el deseo del Superior, el hombre se lanza adelante, con ojos entusiastas, deseando sentir más y más lo que se oculta en el libro, sintiendo que precisamente éste habla sobre él. Desde Arriba le despiertan a la conexión entre él y el libro. Después, el entusiasmo pasa porque al hombre le llegan nuevos deseos en los que no existe este despertar de Arriba dado por el Creador. Entonces tiene que añadir a ellos por sí mismo el despertar desde abajo, y así avanzar, buscando respuesta a las preguntas “¿Para qué necesito este trabajo? ¿Por qué?”

El Creador desea que el hombre descubra por sí mismo la importancia de lo Superior, la urgente necesidad de conexión con Él, la importancia de todos los medios para alcanzar esta unión (del Libro del Zohar), para que una vez tras otra busque dentro de sí todas estas determinaciones internas.

Entonces el hombre llega al estado en el cual entiende que se ocupa del “Tabajo de Betzalelya”. Construye dentro de sí el recipiente espiritual, el Templo, con todo su contenido. Es un trabajo enorme, lento y que requiere una gran preparación anterior. Verdaderamente, el hombre mismo no hace nada. Sólo se le exige prepararse, el deseo y la intención. Todo se ejecuta por la fuerza de Bina, pero ésta necesita el despertar desde abajo.

Precisamente en esto consiste el trabajo del hombre. Por eso nuestro trabajo consiste, por un lado, en aplicar esfuerzos, aclarando las dudas a cada paso. Y por el otro, el trabajo se denomina “el trabajo del Creador”, porque en verdad todo lo realiza el Creador y no el hombre.

El hombre solamente tiene que alcanzar el deseo, la petición, la plegaria; todo lo demás lo hace el Creador (la mitad del shekel, el Creador lo terminará por mí).

(De la lección del Libro del Zohar, correspondiente al 07 de enero de 2010.)

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