El trabajo espiritual del estudiante de Cabalá comienza en el nivel del mono

Comentario:

Cuando era niño, cuando mis padres y yo veíamos un programa humorístico en la televisión y se reían, me reía con ellos para participar en este juego.

Mi respuesta:

Como los adultos, como si también entendiera.

Pregunta:

Sí, veía cómo reaccionaban y me reía como ellos. Después de un tiempo comencé a entender este humor porque cuando juegas este juego, lo quieras o no, de repente te enciendes y entiendes de qué se trata.

 

En nuestro trabajo espiritual también hay un nivel de “mono”. ¿Cuál es el mecanismo correcto para este juego? Una personita todavía es ignorante y un adulto ya tiene mucho infestando.

Respuesta:

Un adulto se siente avergonzado e incómodo; no sabe cómo comportarse; se enajena y se esconde detrás de algunas acrobacias, detrás de la rudeza para salvar su orgullo estúpido. ¿Qué más da? Pero eso es lo que la naturaleza nos obliga a hacer.

 

Si nos imaginamos nuevamente como niños pequeños, estamos listos para jugar. En el grupo puedes jugar y ser un niño pequeño pase lo que pase. Los amigos te entienden a ti y a ellos mismos y se dan esa oportunidad. El egoísmo no tiene miedo de actuar como un niño pequeño. ¿Y qué si corremos, bailamos, aplaudimos, etc.?

 

Hacemos todo porque acordamos hacer aquello, porque entendimos que no debemos ser tímidos, sino al contrario, debemos comunicarnos entre nosotros, como niños. Tenemos que llegar a ese nivel.

 

Nuestro egoísmo puede permitirnos hacer esto porque en el grupo estamos entre los nuestros. En este caso, podemos mostrarnos unos a otros lo abiertos que podemos ser, podemos ayudarnos e incluirnos los unos en los otros. Esto nos lleva al amor mutuo. ¡De repente descubres tal comunidad, tal fuerza que nunca se manifiesta en ningún otro lugar!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *