El último centavo

Conforme progresamos la inclinación al mal, la fuerza del egoísmo, cada vez sale a relucir con más crudeza, de modo que no sabemos lo qué hacer. Es como si apareciera un muro frente a nosotros, imposible de franquear; y al final, llegamos al Mar Rojo, a las aguas turbulentas, furiosas, que están listas para tragarnos y quitarnos la vida. 

Así, comenzamos a sentir todas las fuerzas de la naturaleza; pero cuando superamos todos estos estados y los integramos en nosotros, nos hacemos más fuertes y en eso consiste nuestro progreso. 

Sin embargo, se dice que si “Los hijos de Israel creyeran debidamente en el fiel pastor Moisés, podrían escuchar su voz y salvarse de la  Klipa del Faraón”. Lo que significa, que aún hay oportunidad de salir, pero la cuestión es si la usan o no.

Como en las matemáticas, donde el negativo que se multiplica por otro negativo, se convierte en positivo, así también es en el avance espiritual al dejar Egipto. Si la mayoría del grupo quiere trabajar para el Creador, por el bien del otorgamiento, pueden obligar a que Él les ayude. 

Desde el cielo nunca se nos concede a medias. Es necesario obtener la medida completa de la revelación del mal y entonces, la ayuda de arriba llegará en su totalidad. Por lo tanto, podemos quejarnos y hacer reclamos, pero hasta que completamos la medida de esfuerzo necesario en nuestro estado, no se abrirá el camino; y solo cuando ponemos en la canasta hasta el último centavo de nuestros esfuerzos, entonces el Creador nos ayudará a alcanzar el objetivo.  

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