El segundo mandamiento de la Torá es el mandamiento del amor al Creador. Eso significa que sentimos, alcanzamos y definimos al Creador como una fuerza absolutamente buena que sostiene al mundo entero y a toda la humanidad. Por lo tanto, si queremos estar más cerca del Creador, debemos comportarnos como Él con el bien para todos.
Se dice que incluso si el Creador le quita el alma a una persona, uno todavía necesita amarlo. En otras palabras, incluso si ves algo en la naturaleza que parece estar mal según tu entendimiento, debes comprender que así es como percibes la realidad.
Todas las leyes del Creador son buenas y son dictadas por el amor absoluto del Creador por los seres creados.
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