La globalización es la revelación de la ley de la conexión entre las personas. Sin embargo, en lugar de ser benéfica está provocando problemas en nuestra sociedad porque cada persona desea utilizar al sistema global de la conexión de las personas en un solo organismo, para su ganancia personal, en lugar de utilizarlo de la manera en que el sistema fue diseñado: para que todos lo utilicen unidos para el bienestar de todos nosotros.
Hoy en día estamos interconectados entre nosotros como los órganos de un cuerpo y la vida del colectivo depende de cada uno. Bajo estas condiciones es inútil ser egoístamente honesto: crear un gobierno global, un banco mundial o un regulador común. Esto no nos va a ayudar a dejar de ser opuestos a la Naturaleza y a sus leyes de interconexión universal. En lugar de esto, debemos cambiar nuestras relaciones de comerciales a integrales, basándose en considerar a los demás como a si mismo. Hasta las relaciones más honestas de «lo que es mío es mío y lo que es tuyo es tuyo» y las políticas de no violencia continuarán evocando las crisis hasta que tomemos consciencia de lo que debemos hacer.
La Cabalá propone que empecemos a contemplar a la humanidad como un organismo único y aprender como comportarnos correctamente en nuestro nuevo estado. Aún si no cambiamos nada sobre nuestras relaciones en el principio, al estudiar tan sólo las leyes de comunicación y distribución de un solo organismo, ya dejamos de ser opuestos a la naturaleza y entonces de inmediato percibiremos una disminución del sufrimiento.
La solución más práctica a la crisis es estudiar su verdadera causa. O, en otras palabras, aprender a vivir en una sociedad integral, en donde el bienestar de cada individuo depende de los demás individuos. Lo que es más, debemos enseñar esta ley de la naturaleza a nuestros hijos.
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