Está escrito que todo depende del deseo. Pero, por otro lado, todo lo crea la Luz y el deseo es tan sólo una impresión de la Luz. ¿Cómo puede ser esto?
El hecho es que algunas veces la Cabalá habla desde el punto de vista de la Luz y algunas otras desde el punto de vista del Kli. No debemos olvidar que esta dualidad siempre está presente. Nunca hablamos de la Luz por separado del deseo o del deseo por separado de la Luz. Hablamos del deseo que siente a la Luz a medida que cambia de forma. El deseo llama a estas formas “Luz”.
Una forma relativa a otra se llama la Luz frente al Kli. El Kli del Superior en relación al Kli del inferior es la Luz. Estamos hablando sobre cualidades que son relativas. El Superior es el otorga en mayor medida y por consiguiente se le llama Luz en relación al inferior. El inferior es el que recibe en mayor medida y por consiguiente se le llama la vasija o Kli.
Estamos acostumbrados a que las vasijas sean metálicas o de vidrio y que estén llenas de alguna cosa. Pero, en la espiritualidad no es así en absoluto. El atributo de otorgamiento que existe dentro de la vasija se llama Luz. El atributo de recepción es el Kli. Pero, todo lo anterior son atributos del deseo. Siempre estamos hablando sólo del deseo y sobre sus ascensos y descensos. Sus formas más elevadas se llaman Luz y sus formas inferiores se llaman Kli. Por consiguiente, el Creador se llama Boré (que quiere decir: ven y ve). Lo llamamos así porque lo vemos dentro de nuestra propia vasija o Kli. El atributo de otorgamiento impreso dentro del Kli se llama Luz, el Creador.
Estos son conceptos muy importantes porque nos ayudan a corregirnos hacia la dirección correcta, para que podamos cruzar el velo y entrar en el mundo espiritual aprendiendo a relacionarnos con nuestros deseos correctamente. Todos ellos son solamente diferentes formas de recepción y otorgamiento.
(Extracto de la lección sobre El prefacio a la sabiduría de la Cabalá, correspondiente al 1 de diciembre 2009).
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