La paradoja del desarrollo humano y espiritual

Las personas difieren de los animales en que, además de los deseos por alimento, sexo, techo y procreación, también tienen lo que se conoce como los deseos sociales por riqueza, poder y conocimiento, que pueden satisfacerse a expensas de la sociedad circundante. 

 

Estos deseos adicionales, llamados los deseos humanos de nuestro mundo, pueden estar dirigidos a subyugar a la sociedad, a reprimirla, a estar por encima de ella o al desarrollo de uno mismo para crecer en semejanza con la naturaleza, en adhesión con el entorno, en conexión con la sociedad, para beneficiarla.

 

Y aquí surge una paradoja: cuando actúo para el beneficio de la sociedad, comienzo a sentir que todo lo que en ella se encuentra está dentro de mí y me enriquezco internamente; y si abuso de las personas a mi alrededor, entonces me hundo y, por el contrario, permanezco al nivel animal, cancelando las cualidades humanas en ellos. 

 

Es aquí donde aparece la diferencia en la que un hombre utiliza sus deseos adicionales. Ya sea para mejorar su vida material —creando una comodidad para sí mismo, supuestamente preocupándose del entorno, la tecnología y demás —o que simplemente, nada de esto le interese. 

 

Para él solo importa el desarrollo interno —cómo realizarse. A fin de cuentas, ¿cuántos años vive en esta tierra? De cualquier manera, su cuerpo se pudrirá, su casa será demolida, etc. ¿Por qué tendría que pensar en algo que es transitorio? ¡Debería pensar en lo eterno! En lo que se puede desarrollar él mismo y en lo que realmente puede alcanzar en la siguiente etapa, su estado eterno, que solo se realiza en nuestro mundo. 

 

Precisamente en contraste con sus preferencias: “¿Hacia dónde tendría que mirar: al beneficio de los demás o en su detrimento? ¿Al beneficio de mi estado animal o espiritual? ¿A llegar al Creador y asemejarme a Él por medio del amor al prójimo o a amarme a mí mismo y ser indulgente conmigo en todo, hasta el último momento de mi vida? ¡Esta es la elección! 

 

Pero la elección se encuentra precisamente con respecto a los deseos que están más allá de las necesidades. Nadie habla de cuánto debo comer o dormir. De que no tendría que vivir en una cueva. Tengo que tener una familia, comida normal y ropa. Eso es todo. No se dice nada más acerca de esto. Se dice: “¿A dónde más estás dirigido si no a esto?” 

 

El libre albedrío del hombre consiste en preferir la elección de las actividades. Esto es lo que determina si es una persona espiritual o una persona mundana.  

 

Las personas que se esfuerzan por la espiritualidad, se sienten acosadas por la pregunta sobre el sentido de la vida. El individuo tiene que responder, de lo contrario, se siente sin sentido para la vida; en otras palabras, no hay razón para utilizar los atributos propios para convertirse en rico, poderoso o incluso inteligente. ¿Y después? Moriré y listo. ¿Por qué usé toda mi vida en esto? 

 

Y muchos no lo quieren hacer, ya sea que caigan en depresión, en el consumo de drogas, en el alcoholismo, o siguen buscando alguna salida.  

 

Y aquí llega un toque de suerte, cierto destino que les conduce al método de la revelación de su correcta realización.

 

Urgencia por la espiritualidad:    “¿Qué significa buscar la espiritualidad?” (Quora)

 

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