Comentario:
Desde niño, todo lo que concernía a los judíos me era indiferente. Nunca me planteé siquiera venir a Israel, viajé a muchos países y obtuve ciertos sentimientos de ellos pero en Israel, hay una sensación particular de que algo aún no se ha completado aquí.
Mi respuesta:
Los israelíes tienen su pequeño orgullo especial, pero es propio de un país joven. Los judíos no saben nada de ser elegidos por Dios y de algún modo lo sienten en sí mismos.
Israel es un país joven como por ejemplo, lo fue el Salvaje Oeste de los Estados Unidos de América en su momento, cuando la gente cultivaba sus desiertos y praderas estaban orgullosos de ello, y siguen sintiéndolo así hasta el día de hoy. Al fin y al cabo fue una época de los primeros pobladores.
De cierto modo aquí ocurre lo mismo, basado en el hecho de que la gente vive en peligro, en un estado de guerra, se adaptan a ello en condiciones muy difíciles.
Cuando voy al Canadá o a los Estados Unidos de América, y observo la vida de los judíos allí, me enferma ver que la gente que solo se preocupa de sí misma, de su propio bolsillo, y además lo dicen abiertamente: «No me importa nada más».
Es una existencia puramente animal, ocúpate de hoy y de mañana, y el resto puede arder, y sus deseos no van más allá de una cómoda existencia material. Pero en Israel, la vida en sí es diferente, gira en torno al estrés, los que viven aquí se sienten constantemente cerca del peligro, con preguntas sobre la vida, y esto deja huella.
Naturalmente en los egoístas esto se manifiesta como una especie de orgullo «Sí, nosotros somos así», pero se trata de un orgullo específico que proviene de su objetivo espiritual, de su meta interna que deben alcanzar y entregar a la humanidad.
Comentario:
Pero aquí hay un sentimiento de indiferencia hacia los demás.
Mi respuesta:
Creo que es un mecanismo de defensa, un instinto de supervivencia, de lo contrario, sería demasiado duro.
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