Hasta nuestros días, el desarrollo de la humanidad tuvo lugar entre fronteras fijas y jerarquías bien definidas, como la religión. Una persona siempre sabía lo que tenía que hacer con su vida y cómo ésta se desarrollaría. Si su padre era herrero, él sería herrero también. Si tenía un negocio de sastrería, tenía que vestir como un sastre. Todo y todos tenían roles y funciones distintos y la gente buscaba estas fronteras porque necesitaban que sus relaciones se apegaran a una jerarquía.
¿Cuál sería la ventaja de la jerarquía? Supongamos que yo me encuentro en un nivel determinado. Por lógica yo quiero que las personas que están en un nivel superior sean muy poderosas para que puedan protegerme de aquellos que se encuentran en un nivel inferior y que podrían representar un peligro. Además quien sea que esté en la cima de la pirámide debe ser poderoso y despiadado; debe inspirar temor y por consiguiente amor. Lo único que puede estar en un nivel más elevado que él es la Fuerza Superior que lo protege.
La pirámide siempre ha existido, hasta nuestra generación. La gente siempre la ha conservado, se ha desarrollado dentro de ella y ha querido preservarla. Estas jerarquías, en las que una persona esta subyugada por otra, fueron muy importantes para la gente. Por ejemplo, capitán, teniente, sargento, etc.
Pero hoy en día, la pirámide está en ruinas. Las reglas anteriores ya no están vigentes. A partir de este momento tenemos que avanzar y estructurar un nuevo sistema de relaciones. Y la única forma en que podemos construirlo es por medio del estudio de la Cabalá.
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