En lugar de mantener la conexión entre nosotros y llenarnos mutuamente, nosotros, con nuestras propiedades egoístas, queremos que todas las necesidades de los demás, sus deseos y espacios vacíos, sean nuestros. Intentamos llenarlos y, como resultado, permanecemos vacíos e infelices.
Pero ¿por qué debería envidiar, si de todos modos no puedo realizarme? «Otros lo tienen y yo debería tenerlo». Empiezo a trabajar en serio, gano, cumplo los deseos adoptados de los demás y no experimento ningún placer porque no son míos; ¡no deben realizarse en mí, sino en ellos!
¿Y cuál es el resultado? Me ejercité demasiado, gasté mi vida en ello, traté de llenar los deseos de los demás en mí mismo, y muero sin nada, aún más vacío, muchas, muchas veces más vacío.
Esta es nuestra vida. En lugar de actuar al contrario, llenarse con el hecho de que sientes los deseos de los demás y existes para conectarte con ellos.
