Recibí una pregunta: Hoy en día a los niños de las escuelas también se les enseña a compartir y contribuir, pero una vez que salen al mundo, caen bajo la influencia de un conjunto diferente de valores. ¿Qué deberíamos añadirle al actual sistema educativo, para que forme personas y no simplemente profesionales?
Mi respuesta: Una escuela ordinaria moderna no puede edificar personas, ni infundir en él o en ella la actitud correcta hacia los otros. La única manera de lograrlo es mediante la ayuda del entorno correcto (la sociedad), que en primera instancia debemos crear alrededor de los alumnos.
Ninguna de las escuelas que actualmente existen en el mundo ha elaborado semejante meta para su plantel. A los niños en todo el mundo se les enseña a triunfar aprobando exámenes formales, a ganar en combates competitivos y a erigirse sobre los otros. Su límite es prepararlos para que sean exitosos, para que adquieran una profesión con miras a la mayor ganancia.
Esto solía funcionar en los tiempos de una sociedad competitiva. Sin embargo, nos encontramos todos ahora en una sociedad integral que funciona de acuerdo con la ley «el más fuerte no prevalece (por sobre los otros); más bien, aquél que está unido con el resto gana (junto con todos los otros)». Por eso, existe la necesidad de formar un tipo diferente de ser humano: no el adversario de todos, sino el amigo de todos.
Formar una persona con esas características va en contra de nuestra naturaleza egoísta. En consecuencia, lo que se requiere es un método especial (la Ciencia de la Cabalá) y los medios (la Fuerza de la Corrección). De lo contrario, la gente nuevamente va a pervertir la idea de la unidad y va a comenzar a clamar, «¡Proletarios de todos los países, uníos!»: la gente nuevamente va a comenzar a edificar el socialismo o los kibbutzim. Nuestro egoísmo no puede generar nada mejor que esto.
Por lo tanto, la educación correcta es el problema número uno de la sociedad. Si esto no se resuelve, la sociedad no será capaz de reformarse a sí misma como demanda la Naturaleza. Sólo se podrá alcanzar esta reforma aplicando los principios de la Cabalá.
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