Cuando te ocupas de la humanidad, no solo no pierdes fuerza, sino que, recibes energía espiritual de ella.
En el ámbito corpóreo, se aplica otra ley: mientras más das, más fuerza pierdes. En lo espiritual mientras más das, más fuerza y progreso sientes, porque en la espiritualidad todo depende de la intención y en la corporalidad todo depende de la acción.
El otorgamiento en la intención es cuando quiero dar al huésped y me lleno de lo que Él quiere darme. Finalmente, toda la fuente de energía está concentrada en el Creador y yo recibo energía de Él en la medida en que quiero darle. Resulta que al hacerlo abro un canal para recibir todo el bien de Él y eso es toda mi satisfacción.
¡El que da en espiritualidad, recibe, no pierde! Quiero dar, pero no tengo nada que dar excepto la intención, resulta que en la práctica recibo, porque abro un canal hacia mí.
Todo comienza con mi deseo de dar al anfitrión, para hacerlo, estoy dispuesto a todo: a recibir, a dar, a hacer una restricción de todo lo que tengo y a tener en cuenta solo los intereses del anfitrión, a incorporarme a Él, a darle satisfacción. Como la madre que alimenta a su bebé y quiere que reciba la mayor cantidad de leche posible, eso le da satisfacción. Para ella el mayor placer es ver a su bebé comer, siente que recibe, no que da.
Vemos ese ejemplo, incluso en el mundo corpóreo, la misma relación debería darse entre la humanidad y entre el hombre y el Creador.
Sugerencia El espíritu de otorgamiento entre nosotros