Michael Laitman, en Quora: “¿Quién fue la multitud mezclada en Éxodo 12:38?”
Podemos dividir la nación -dentro y fuera del hombre- en tres partes. Los que aspiran al Creador son llamados “Israel (Yashar Kel)”. Los llamados “Egipcios” no tienen ningún interés en la espiritualidad y en su lugar se ocupan de su vida corporal. La multitud mezclada son los que, por una parte, temen al Creador, por otra parte, intentan usar su conexión con el Creador de manera egoísta.
La mayoría cree en el Creador o en alguna fuerza superior. Hay varios métodos y enseñanzas que expresan el deseo del hombre por el Creador. Incluso los ateos tienen un punto interno que aspira a la conexión con el Creador y este define su razonamiento más interior por la existencia.
La gente se divide en dos tipos. Uno define los conectados con la religiones y otros métodos de fe que usan su conexión con el Creador con el fin de ganar confianza y éxito en la vida. El otro define a los que quieren descubrir su conexión con el Creador en esta vida. Demandan la revelación del Creador y desean descubrirlo en sí mismos. Quieren revelar una capa adicional de realidad por encima del inanimado, vegetal, animal y humano, que percibimos en los cinco sentidos.
Nuestra aspiración espiritual más profunda puede encontrarse en el método de Cabalá. Que nos guía a sentir la fuerza gobernante más alta de la realidad, que lo determina todo. La sabiduría de la Cabalá puede prepararnos para ese alcance mientras aún estamos vivos en este mundo.
¿Cómo puede la multitud mezclada temer al Creador -la cualidad de absoluto amor y otorgamiento- cuando su única aspiración es servirse a sí mismos?
Podemos usar nuestra conexión con el Creador, de forma egoísta o altruista. En la conexión egoísta somos como consumidores del Creador. Constantemente exigimos satisfacción propia, como resultado de esa conexión. Es sólo la continuación de nuestra inclinación egoísta inherente hacia la vida. Si nos dirigimos al Creador de forma egoísta, aceptamos que existe una fuerza en la realidad que lo abarca todo, a la que tememos y conscientemente exigimos recompensa por ese reconocimiento. Esperamos ser recompensados, en esta vida y/o en la llamada vida por venir. Esa relación egoísta con el Creador es llamada “multitud mezclada”.
Los egipcios (en la Torá) simplemente quieren una buena vida, con o sin conexión con el Creador. Esa es la actitud de consumidor simple que observamos en este mundo. Pueden observar ciertos mandamientos y ciertas acciones, pero no con el fin de volverse altruistas, es decir sin seguir el mandamiento principal “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
La multitud mezclada son deseos egoístas que rechazan el éxodo de Egipto, es decir, salir del ego y vivir una vida de amor, otorgamiento y conexión positiva con los demás. No pueden cruzar el Mar Rojo y quieren regresar a Egipto. Hacen todo lo que pueden para detener a los que quieren escapar de la esclavitud de Egipto, es decir, a los que están controlados por el ego. Viven en paralelo con aquellos que se esfuerzan por volverse altruistas y amar como el Creador.
Los que desean volverse altruistas y amorosos, como el Creador necesitan encontrar los deseos llamados “multitud mezclada” en el camino, porque en última instancia, esos deseos nos ayudan a distinguir, de entre otros, nuestro verdadero deseo de conexión con el Creador, no deseamos ninguna recompensa para nosotros, sino que el placer y bondad sean en bien del Creador.
En cada uno, en cada grado espiritual aparece un amplio espectro de deseos. Podemos aprender a usarlos y clasificarlos con ayuda de fuentes cabalistas, es decir, clasificar las cualidades de Maljut (recepción) y Bina (otorgamiento) y evaluar las cualidades de otorgamiento por encima de las de recepción. Esto se logra al involucrarnos en un entorno que apoya la espiritualidad, donde nos conectarnos positivamente para volvernos altruistas y amar como el Creador.
Basado en una charla con el cabalista Dr. Michael Laitman y Michael Sanlevich, “Estados espirituales: La multitud mezclada” 1/abr/21
Escrito/editado por estudiantes del cabalista Dr. Michael Laitman