Un Jardín del Edén de nueve mil millones

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, «Un mandamiento»: … (las buenas acciones) se justifican en y por sí mismas, puesto que la conciencia humana necesita de ellas. Sin embargo, si un las realiza desde esta perspectiva, no hace nada. En otras palabras, estas acciones no lo acercan más al Creador y al verdadero trabajo Lishmá.

El idealismo y la buena actitud no nos acercarán a los resultados positivos, porque contradicen la idea de la creación según la cual debemos unirnos al dar pasos hacia el superior. Las acciones que no están dirigidas hacia la fuerza superior provocarán un enorme fracaso.

Baal HaSulam utilizaba a Rusia como ejemplo de un país en el que la idea de construir el comunismo había fracasado totalmente. Si las «buenas obras» reciprocas de uno no están dirigidas hacia la meta correcta, no ocurrirá nada positivo, de tal forma que es mejor no hacerlas.

Existe gran cantidad de organizaciones benéficas que ayudan a los diversos países y a los diferentes segmentos de la población. Ellas salvan personas de la hambruna, de las epidemias y de otros desastres. Aun así, cada vez más personas mueren de hambre, se enferman y sufren de numerosos desastres. La investigación muestra que la ayuda humanitaria para el África nunca mejoró la situación general; por el contrario, los actos de caridad empeoraron todavía más las cosas.

¿Cómo puede ser que el mundo no sepa cómo distribuir la abundancia? ¿Por qué nuestros intentos por salvar a la gente que no tienen nada que comer tienen un efecto negativo? A primera vista, parece ilógico.

¿Tal vez desmotivamos a las personas de hacer su trabajo? Sin embargo, hoy en día ellas no tienen que trabajar. Es mejor pagarles por no emplearse, dado que no hay suficiente trabajo para todos.

El hecho de que entre la población de edad haya menos gente trabajando y más «aprovechados» suena aterrador. Pero, en realidad, aquí no hay necesidad de tantos trabajadores. Sería aún mejor si la gran mayoría de la gente dejara de trabajar en estos momentos. Según las últimas estadísticas, si hubiera menos puestos de trabajo, el mundo se convertiría en un lugar más limpio y mejor. En cuanto a la comida, la ropa y el refugio, hay suficiente para todos.

Según mi punto de vista, menos de diez por ciento (10%) de la población es capaz de proveer lo necesario para suplir las necesidades normales básicas de toda la población de la tierra. Si implementáramos tecnologías modernas, sólo dos o tres por ciento (3.2%) de la población mundial tendría que trabajar para cubrir las necesidades de la humanidad. No tenemos ni idea de que perspectivas abre para nosotros la ciencia moderna, ni nos damos cuenta de que una revolución tecnológica ya está en nuestra puerta. Sin embargo, no estamos preparados para ello porque nadie sabe cómo reorganizar el mundo.

El desempleo es una amenaza directa para el orden social. Los disturbios de la juventud en Francia e Inglaterra demostraron vívidamente que unos adolescentes ociosos pueden desestabilizar la vida de vastas regiones y distritos. ¿Y si hubiera un millón o varios millones de hooligans sin nada que hacer?

Esta situación debe prevenirse. Antes de cambiar el sistema en el que vivimos, a la gente se la debe educar y cuidar. Deben establecerse sistemas especiales que les presten servicio a más del 90% de la población desempleada. Las personas tienen que estar ocupadas haciendo otra cosa, de lo contrario ¿qué pasará con ellas? La gente, que se queda en casa sin tener nada que hacer, se enloquece gradualmente. Hace poco se legalizó la marihuana especialmente para ellas, pero ¿qué sigue?

Los valores familiares están rompiéndose en el mundo occidental y significativamente menos personas quieren casarse o tener hijos. Sin embargo, quedarse solos no resuelve sus problemas.

Se prevé que la población de nuestro planeta crezca a nueve mil millones de personas en los próximos cincuenta años. En realidad, no es lo peor que puede pasarnos. En los últimos cien años, la población creció de mil millones a siete mil millones, independientemente de las guerras extremadamente devastadoras que ocurrieron en el siglo 20.

Nuestro principal problema es cada vez más evidente. En este momento, nuestras «buenas obras» no están orientadas hacia la meta más elevada. Sin la intención correcta que corona todo el proceso, no vamos a lograr ningún éxito.

Por el contrario, si hubiéramos organizado el proceso correctamente, el mundo podría haberse convertido en un paraíso. Por eso, la humanidad no tiene que convertirse en zombis, como lo están ahora. Las personas adquirirán la sabiduría y obtendrán un nuevo espíritu ilustrado. Ellas se darán cuenta de lo que están haciendo, y por lo tanto participarán en un tipo de trabajos completamente diferente.

Las personas estarán llenas de vida. Sentirán que viven en una gran realidad, en un universo ilimitado y que otros mundos dependen de ellas. Interactuarán con todos los que las rodean. Juntas, ellas cambiarán nuestra realidad. Es un tipo de trabajo absolutamente diferente, ¿no es así?

Gradual y metódicamente la gente tiene que prepararse para esta transición.
(142043)
De la 5° parte de la Lección diaria de Cabalá del 8/22/14, Escritos de Baal HaSulam

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