Una droga ligera

Pregunta:

Después de una de sus lecciones, como regla, la persona llega encendida al estudio de la sabiduría de la Cabalá. Él o ella siente algo inusual. Esta sensación dura algún tiempo y luego se enfría. ¿Es esto algún problema para ellos?

Respuesta:

No, ¡así es como tiene que ser!  

 

¿Por qué tendría que mantenerlo bajo mi influencia? ¡Absolutamente, no! Necesitan comenzar a comprender, desde su propia libre elección, lo que les he dicho y lo que he sugerido. Bajo ninguna circunstancia tendrían que quedarse en un estado de entusiasmo, porque entonces sería como una droga para ellos. 

 

Ya no recibirán algún sustento de mí. La próxima vez que nos veamos, ya no tendrán esa admiración ni percepción iniciales. Volverán al análisis, a la exigencia del aparato conceptual, porque necesitan progresar. 

 

Es como con los niños: la primera vez podemos atraerlos, pero después, queremos que se involucren en las acciones.

 

Pregunta:

Usualmente, aquellas personas que de inicio admiran todo, más adelante se vuelven “lobos experimentados”. Los ves y han perdido su candor; pero ¿cómo puede una persona evitar llegar a este tipo de aislamiento?

Respuesta:

Aquí no puedo decir nada. No se necesita pensar en cómo tendría que ser la persona. Será como tenga qué ser. Nosotros no determinamos sus estados futuros. Lo que sea que le pase, es como tendría que resultar.  

 

Lo principal es darle información sobre el desarrollo interno, sobre las oportunidades externas, lo que tendría qué hacer, cómo tendría que estudiar, leer, trabajar en un grupo y difundir —en resumen, cómo tendría que absorber todo el material.

 

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