Amor en su más alto sentido

Pregunta: ¿Qué me motiva a cumplir el pacto que hice con el Creador?

Respuesta: ¡Nada! Supón que me enamoro de una chica. Un mes después ya no la deseo. ¿Qué debo hacer? Las personas me dicen, «Tienes que permanecer con ella de por vida». ¿Pero por qué debería hacerlo? Sería una mentira, no el deseo de mi corazón. ¿Si ahora la odio, cómo seré capaz de vivir toda mi vida con ella? ¿Cómo entonces nos comprometemos en matrimonio? Nos damos cuenta que no seremos capaces de vivir con la misma sensación de embeleso por siempre y sería una mentira.

El matrimonio tiene una Raíz Superior: la unión del Creador y el ser creado, fundado en el alcance de una Meta más Alta, no amor corporal. El amor es definido como apoyo mutuo y asistencia dirigidos a lograr esta meta.

Si yo entiendo este principio, puedo elevarme por encima de mi deseo de recibir placer y caminar el camino de mi vida por la vía del otorgamiento. No firmo una promesa diciendo que amaré el otorgamiento toda mi vida; esto es imposible y por lo tanto ni siquiera podemos hablar de eso. Más bien, firmo la promesa diciendo que siempre trataré al Creador como Grande, y deseo alcanzarlo por la vía de un pacto con Él. Por eso está escrito: «Esposo y esposa, y el Creador entre ellos». De otra manera, no habrá matrimonio.

Es el Anfitrión quien me importa, no su mesa llena de deliciosas viandas que está entre nosotros. Las «viandas» sirven como un primer contacto entre nosotros, hasta que soy capaz de construir una conexión más alta con el Anfitrión para alcanzar la conexión más elevada. En otras palabras, el pacto que hacemos con el Anfitrión no sucede al nivel del amor entre nosotros, o porque Él provee «viandas» para mí, como en el caso de un joven y una joven que se casan por el amor animal entre ellos. Por el contrario, nos valoramos porque la conexión entre nosotros nos permite llegar a la Raíz Superior, la exaltada meta espiritual.

Ahora, surge una pregunta: ¿Cómo puedo permanecer enfocado en esta exaltada meta? Para eso necesito al grupo. Es el lugar donde tienes una garantía, y puede darte la fuerza de fe que siempre te servirá como «combustible». No puedes lograr esto por ti mismo. Incluso el Creador no te sostendrá si no haces un esfuerzo.

(21431 – De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 17 de septiembre 2010, Una transgresión no apaga una Mitzva.)

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