Comentario: En los humanos hay un fenómeno llamado dolor fantasma. Por ejemplo, después de que se pierde una extremidad, duele como si aún estuviera allí o alguien puede haberse quitado un diente hace muchos años, pero el dolor no desaparece.
Así como el dolor fantasma o la muerte fantasma, algo similar puede ocurrir tras la extracción del embrión del útero materno. Hay casos en los que llega el momento del nacimiento de un niño que ya no existe y la madre sigue sintiendo contracciones.
Mi respuesta: Esto sucede porque nada se pierde en la naturaleza. Por eso, aunque se observen algunos cambios en la apariencia externa, es decir, en nuestra percepción egoísta, nada sucede en el interior. Las mismas propiedades constantes, fenómenos constantes y objetos constantes, siguen conectados entre sí en una red integral. Nada escapa, nada se mueve.
Y si hay algunos cambios en relación con nuestra percepción externa, por ejemplo, la ausencia de una pierna o un brazo no significa que no existan. Simplemente no podemos utilizarlos de forma egoísta. En nuestro mundo egoísta, no podemos usar estos deseos que en el nivel más bajo de percepción se convierten en algún objeto biológico aparente, es decir, un brazo o una pierna.
El deseo va a otra área más oculta, pero existe y los dolores son muy naturales.
Articulo interesante No podemos prescindir del dolor