“Amar no es vernos, sino ver juntos en la misma dirección”. (Antoine de Saint-Exupéry)
Eso es correcto. La misma dirección significa que debo encontrar en mí y en la otra persona un estado resultante de nuestras relaciones mutuas. Es algo que nos supera a los dos.
Pregunta: ¿Estás hablando del propósito de nuestra vida, que avanzamos hacia una meta, amamos la misma meta y vamos hacia ella?
Respuesta: Es que nos amamos precisamente porque tenemos el mismo objetivo.
Comentario: ¿Y si no compartimos el mismo objetivo?
Respuesta: Entonces no es amor.
Pregunta: Es interesante. O sea, ¿no puedo amarte y simplemente vivir así?
Respuesta: ¡No! Debe haber un tercer componente; no es superfluo.
Debe haber algo fuera de ambos, que los conecte, los una. Es el anhelo de unirse en esta tercera parte lo que da como resultado la calidad del amor.
Pregunta: ¿Qué metas fortalecen este amor?
Respuesta: Cuando se dan cuenta de que se deben el uno al otro, para lograr esta meta eterna.
Pregunta: ¿Puede la meta ser construir una casa, cultivar un árbol o crear una familia?
Respuesta: ¡No nunca! Estamos hablando de una idea, un ideal.
Pregunta: ¿Pero, qué es eso? ¿qué podría ser? ¿podemos hablar específicamente de esto?
Respuesta: Sólo el logro del propósito de la naturaleza. La naturaleza nos creó y debemos comprender el objetivo al que quiere llevarnos.
Pregunta: ¿A qué meta quiere llevarnos?
Respuesta: A la unidad. ¡Para que junto con nosotros pueda alcanzar el sentido absoluto de esta unión! Es decir, se convertiría en un todo común -nosotros, la humanidad y la naturaleza. Nosotros, como elemento receptor de la naturaleza y la naturaleza misma como el elemento que llena.
Así debería ser.
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De Kabtv «Noticias con el Dr. Michael Laitman» 10/dic/20
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