Pregunta: ¿Dónde está localizado el deseo de una persona: en el cuerpo, fuera de este, en el aire, o próximo a una persona?
Respuesta: No hay deseos en absoluto en el cuerpo. Podemos remplazar cada órgano en nuestro cuerpo, hacer tantos trasplantes como queramos, pero no causaremos ningún impacto en el cuerpo humano.
Cuando hace medio siglo el profesor Barnard de Sudáfrica realizó el primer trasplante, todos se preocuparon: “¿Qué sucederá con el paciente? ¿Qué sentirá después?” ¡Nada! El corazón es simplemente un mecanismo que bombea sangre, nada más que eso.
Incluso si hacemos un trasplante de cerebro, nada cambiará. Nuestro cerebro no es una unidad pensante; no forma pensamientos, es sólo un conductor que nos conecta con el campo universal de la razón. Nuestros deseos también existen en el mismo campo, y no en nuestros cuerpos. Nuestro cuerpo aparentemente existe en ese campo y simplemente lo percibe. Un pequeño estímulo que es traído hacia nosotros es en realidad la vida que sentimos.
Pregunta: En otras palabras, en la razón integral, cuando una persona entra al campo general de amor, ¿él comienza a usar su conductor en todo su 100% y así desarrollarlo más?
Respuesta: Si, ¡pero no será el mismo cerebro que tenemos actualmente!
Sólo tenemos una herramienta similar a una antena de inducción que capta el campo exterior y provoca ciertas corrientes en este. Y lo que sentimos son esas corrientes, aquellas que somos capaces de reconocer, dominar, y estar conscientes de ellas. En realidad, sin embargo, el campo que nos rodea es tremendamente poderoso e intenso.
Pregunta: ¿Al intensificar nuestra “antena” un 100%, expandimos nuestra conciencia?
Respuesta: Se expande sólo cuando nos conectamos con otros. Entonces, si queremos “despegar” y volvernos un “solenoide” confiable, tenemos que penetrar y adquirir los deseos de otras personas, contemplar y sentir cómo podemos acercarnos a otros y ayudarlos a acerarse el uno al otro.
(92157 De KabTV “Charlas con Michael Laitman” 3 Noviembre del 12)
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