Pregunta:
Hay un fenómeno llamado Síndrome de Jerusalén. ¿Cree usted en eso?
Respuesta:
De hecho existe ese síndrome. Los doctores incluso hablan de él.
Primero que nada, Jerusalén se caracteriza por una luz especial, amarillenta, que de alguna forma es inusual. Los artistas y fotógrafos conocen de esto. Pero nadie entiende por qué es así. Existe cierta impresión de amarillo oro en esta ciudad.
Además, hay una fuerza especial en Jerusalén, un impacto psicológico que se observa en personas sensibles o que tienen una débil psique, quienes de pronto no se sienten bien. Esta ciudad tiene un fuerte impacto sobre ellas.
Hay que acostumbrarse, adaptarse. Aunque la santidad, la fuerza superior, prácticamente abandonó esta ciudad después de la destrucción del Templo, aún queda una conexión con ella, pero está oculta. Por eso se siente.
Pero cuando esta conexión empiece a ser restablecida verdaderamente, entonces Jerusalén irradiará una tremenda energía espiritual, que será sentida en todos los rincones del mundo.
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