Recibí una pregunta: Usted ha manifestado a menudo que el hombre debe llevar armonía a toda la Naturaleza. ¿No obstante, no fue creada la Naturaleza para ser armoniosa?
Mi respuesta: La Naturaleza existe en completa armonía pero esta armonía carece de un elemento: el «yo» del hombre. Esto está ausente en la armonía de la Naturaleza por el egoísmo inherente del hombre que intencionalmente fue creado en él. Cuando se contempla a la Naturaleza a través del ego del hombre parece caótica y carente de armonía.
Existe un mundo y una Naturaleza que es mucho más vasta e inmensa, más integral y exhaustiva de lo que vemos. Incorpora a todo el sistema del universo en donde todos los elementos están vinculados a la perfección. Y todo este sistema entero está gobernado por fuerzas que no podemos sentir y ver. Nuestro egoísmo es la razón de que eludan nuestra percepción y entendimiento. Nuestro egoísmo se interpone y distorsiona la perfección de la Naturaleza.
Así es que vemos el inmenso sistema perfecto y global como si fuera imperfecto porque nuestro egoísmo lo distorsiona. Sin embargo, esto nos da una oportunidad de corregirnos. Por medio de nuestros esfuerzos hacia la corrección nos volvemos iguales al Creador.
Imaginemos que he adquirido un rompecabezas en una juguetería. Lo llevo a casa, revuelvo las piezas y se las entrego a mi hijo pequeño para que las ordene. ¿Por qué he desbaratado el rompecabezas? Para que mi hijo aprenda y vea cómo armar las piezas correctamente.
Por lo tanto, nuestra sociedad completa, todo lo que el hombre ha creado a través de los milenios, nuestra cultura y civilización no son otra cosa más que un juego que debemos dominar para volvernos como la Naturaleza (el Creador). Entonces, el mundo entero desaparecerá de nuestra percepción y cesará de existir. Cuando alcancemos el mundo espiritual entonces se desvanecerá nuestro universo entero, todo lo que percibimos hoy a través de nuestros cinco sentidos incluyéndonos a nosotros mismos y el mundo a nuestro alrededor. Este mundo desaparecerá como un juguete viejo.
En su lugar, percibiremos otro nivel de existencia, otro mundo, otras formas de interacción y otra envoltura de la realidad que es eterna y perfecta.
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