El pensamiento al servicio del deseo

El pensamiento tiene un papel especial: intensifica el deseo. Es decir, su función no es simplemente satisfacer el deseo, sino aumentarlo aún más.

El deseo se queda en su lugar; no tiene fuerza para expandirse ni para actuar. Pero, como piensas y contemplas la materia y el deseo le pide al pensamiento que le dé consejo y asesoría para lograrlo, el deseo crece, se expande y hace su trabajo real. (Baal HaSulam, Shamati 153, «El pensamiento es el resultado final del deseo»)

Supongamos que tengo un pequeño deseo. Si centro cada vez más, mis pensamientos y mi atención en él, eventualmente, me gobernará, determinará mis acciones y se volverá obsesivo; solo pensaré en satisfacerlo.

Es más, necesitamos los pensamientos, no solo para satisfacer nuestro deseo, también para ordenarlo y elegir los que creemos esenciales y así, elevarlos hasta llegar a un estado en el que mi único pensamiento es: ¿Cuándo podré satisfacerlo y obtener respuesta, placer?

Resulta que el pensamiento sirve al deseo y el deseo es el «yo» del hombre. Ahora, hay un gran yo y un pequeño yo. El gran yo, domina al pequeño.

No solo lo domina, también puede absorberlo. Los deseos pequeños pueden incluso desaparecer bajo la influencia de un gran deseo. Pues, no podemos sentir muchos deseos a la vez. Sentimos un gran deseo y los demás, al parecer, desaparecen de nuestra vista.

El consejo para engrandecer el yo es persistir en el pensamiento del deseo.

Suponga que tienes varios deseos en la vida: ganar mucho dinero, viajar por el mundo, casarte, lo que sea, son deseos humanos normales.

Junto a estos deseos, hay otros deseos acerca del significado de la vida, la sabiduría de la Cabalá y puedes manejarlos mientras más leas y sepas. Así desarrollarás dentro de ti más pensamientos de la sabiduría de la Cabalá y en este punto sentirás que todos tus deseos ordinarios se vuelven secundarios en prioridad, mientras que el pensamiento de alcanzar el significado de la vida se convierte en el pensamiento principal y dominante. Así funciona.

El hombre puede ordenar sus deseos, administrarlos, concentrarse y guiarse por sus pensamientos. Por eso hay pensamientos y deseos. Así podemos cambiar pensando más en una cosa y menos en otra, tener mayor deseo por una cosa y un menor por otra, etc. Pero necesitamos controlarlo y así manejar nuestro futuro, nuestro destino.

Dado que el pensamiento crece cuando piensas en él. Y «meditas en su ley día y noche», porque al persistir en él, crece hasta convertirse en un gran yo, hasta que se convierte en el gobernante real.

Por eso, se dice que Cabalá se debe practicar constantemente, porque con ese esfuerzo de pensamiento constante, aumentará tanto el deseo espiritual que prevalecerá sobre todo lo demás.

¿A qué se reduce un consejo tan decisivo para participar en la sabiduría de la Cabalá? Debes contemplar y pensar en el significado de la vida, en quién y cómo te maneja, cómo puedes manejarte tú mismo y cómo puedes descubrir la dirección justa, más correcta y conveniente en tu vida. Por eso, renuncias a tus deseos innecesarios y los deseos que determinan tu destino serán lo más importante.
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De Kabtv «Fundamentos de Cabalá» 14/abr/1

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