Opinión (Robert Cummins, Profesor en la Universidad de Deakin, Melbourne, Australia): «Una pareja amorosa, con un ingreso anual de $100,000 dólares y una actividad social que ofrezca una sensación de propósito, es el nuevo «triángulo dorado de la felicidad» de acuerdo al psicólogo Robert Cummins de la Universidad de Deakin…»
«Más importante que el dinero es tener una buena relación íntima, afirmó».
«Sólo se necesitas una persona para compartir tu vida y tener a esa persona es increíblemente importante. Las personas que no han tenido a alguien para compartir sus vidas de una forma íntima, alguien con quien puedas compartir tus problemas, son muy vulnerables a las cosas malas que les suceden. Esto es extremadamente consistente en todas nuestras encuestas».
«El número mágico es $100,000 de ingreso neto por hogar. No es que más dinero haga que esto sea mejor, es que necesitas una cierta cantidad, nos dice».
«Tener algo interesante qué hacer es el tercer elemento. Las personas son más felices si están activas; en un equipo de futbol, en un club de costura, lo que sea, afirmó».
«Si puedes combinar esa actividad con contacto social y sentido de propósito entonces eso es lo mejor».
«Las personas que hacen trabajo voluntario combinan muy bien esas dos partes. Mientras más activos y más socialmente conectados estén, mejor se sienten. …»
«La conclusión de 29 encuestas australianas acerca de la felicidad a lo largo de 12 años por la Universidad de Deakin de Melbourne ha revelado que no importa donde vivas, si eres trabajador manual o administrativo o si tienes hijos o no-si vives dentro del triángulo dorado tienes muchas probabilidades de tener en tu rostro una sonrisa permanente».
Mi comentario: La meta de la creación es deleitar a los seres creados. En el transcurso de su desarrollo, la humanidad está volviéndose consciente de que la felicidad está en la conexión correcta con el entorno, Estamos en esta etapa de desarrollo, en la transición de lo individual a lo colectivo. Y entonces, considerando que estamos juntos, en lugar de yo, y después de haber sentido el valor de «disolverse» en el colectivo, nos separamos de nosotros hacia el llenado con el cual este «nosotros» será satisfecho, sentiremos al Creador, la Fuente, nosotros y yo.
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