Una persona fue creada con el deseo egoísta de recibir para sí mismo para que todo fuera para su beneficio. Solo considera esto, ese es el propósito de su vida.
Pero el propósito de la creación es que una persona alcance el nivel más alto de creación, es decir, adquirir la propiedad de otorgamiento y amor por el mundo entero. De esta manera se alcanza el desarrollo pleno y absoluto.
Aquí se encuentran dos corrientes opuestas. El primero es egoísta, cuando una persona se lo toma todo para sí; el segundo es altruista cuando debe darlo todo de sí mismo.
Estas dos fuerzas opuestas existen en la naturaleza y determinan todo lo que nos sucede.
Es sobre esta base que estudiamos la sabiduría de la Cabalá, que nos ayuda a hacer la transición de los deseos egoístas por nuestro bien a los deseos altruistas por el bien del mundo entero.
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