Equilibrar el cuerpo es equilibrar al mundo

Dr. Michael LaitmanRambam, Mishné Torá, capítulo 4, ley 1: Uno debe comer sólo cuando tiene hambre y beber sólo cuando tiene sed. Además no debe retrasar la orina o la defecación ni siquiera un minuto.

Todos los desechos corporales, la saliva, el sudor, y las secreciones naturales, deben ser constantemente secretadas del cuerpo, entonces uno no debe restringirse cuando siente una urgencia corporal de secretar esos desechos.

Es más, la persona debe también deshacerse de la tensión nerviosa y de sus impulsos emocionales.  Si no pueden sentarte quietos, no se sienten, si no pueden estar de pie, no estén de pie, si tienen que correr, corran. Esto significa que no deben generar tensiones ni debes acumular desechos, ni espirituales, ni morales, ni físicos, ni mentales.

Esto es muy importante dado que la persona debe trabajar en sí misma con el fin de equilibrarse totalmente a sí misma. En general, si ella piensa seriamente en el auto equilibrio, piensa en la adhesión con el Creador, piensa cómo conectarse correctamente con el mundo que hay a su alrededor.

Nosotros debemos ser compatibles con el equilibrio general de todo el sistema global, del mundo entero, del universo entero. Con el fin de hacer eso, primero debemos recibir conocimientos especiales. Rambam estaba ciertamente en ese nivel, mientras que el hombre moderno no sabe nada acerca de ello.

Las personas que vivieron hace miles de años tenían un mecanismo naturalmente equilibrado, de forma que automáticamente convocaba en ellas el impulso para ciertas acciones y no otras que las equilibraba con la naturaleza.

Ellas dormían en una cierta posición y a ciertas horas, si estaban constipadas, comían hierbas especiales y así se equilibraban mediante métodos naturales. Hacían esto instintivamente, internamente, como lo hacen los animales.

Sin embargo, al crecer el ego, la persona se desvía y se separa del estado animal natural. El hombre ha construido un entorno artificial y ha dejado de sentir el equilibrio natural con la naturaleza, con aquellos que están a su alrededor, consigo mismo, en sí mismo, causando así grandes tensiones corporales internas y esto está reteniendo todas las secreciones dentro de él: las mentales, las morales, las físicas, y las fisiológicas. Esto lleva a un bloqueo y al envenenamiento de todos los organismos. Diferentes «venenos» se crean en forma de pensamientos malvados y malas relaciones, comenzando desde el nivel de las células y en adelante dado que todo es un solo sistema.
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Del Kab.TV «La medicina del futuro» del 4/7/13

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