¿Estamos unidos por un sistema de conexiones?

En las noticas (de The Guardian): «Mientras nuestros lugares de reunión se vuelven silenciosos, excepto por un golpeteo en las pantallas, parece que hemos confundido la conexión ubicua con lo verdadero, «Primero lo noté en un restorán. El lugar estaba extrañamente tranquilo, y en una mesa un grupo parecían concentrados en orar. Sus cabezas se inclinaron, sus ojos entornados y sus manos en sus regazos. Me di cuenta entonces que todos, jóvenes y viejos, estaban mirando su teléfono celular.

Afuera la gente caminaba por la calle de la misma manera, con sus brazos torcidos en ángulos rectos, los cuellos doblados y las cabezas en posturas potencialmente incapacitantes. Las madres con bebés lo hacían. Los estudiantes en grupos lo hacían. Eran como zombis atendiendo un llamado. No había conversación.

La Profesora del MIT y sicóloga Sherry Turkle afirma que sus estudiantes están cerca de dominar el arte de mantener el contacto visual con una persona mientras envían mensajes de texto a alguien más. Como un organista  tocando diferentes melodías con pies y manos. Para Turkle, esa personas están ‘solas juntas’… una ‘tribu de nadie’. Cualquiera con 3000 amigos en Facebook no tiene ninguno…

Los sicólogos han identificado esto como el ‘miedo a la conversación’. Las personas usan audífonos como ‘dispositivos para evitar conversaciones’. El internet  nos conecta al mundo entero, pero es un mundo hecho a la medida, editado, borrado, desinfectado.

Existe ahora, aparentemente, un auge en la demanda por la ‘conversación’ en línea con robots y voces artificiales. Los celulares vienen cargados con ‘novias’ personalizadas. Las personas recurren a los asesores de citas informáticos, e incluso afirman haberse enamorado con sus guías de GPS. Se puede adquirir un robot para que se siente y escuche a los adultos mayores hablar, incline su cabeza y parpadeé con simpatía

Hemos confundido, dice Turkle, conexión con conversación – ‘la ilusión del acompañamiento sin las demandas de una relación’. La amistad humana es rica, confusa y complicada. Requiere paciencia y tolerancia, incluso compromiso. A medida de que empujamos personas hacia un mundo de pregunta-respuesta, conexión-información, la amistad se convierte prácticamente en sucedáneo de lo virtual.

Dicho esto, la muerte de la conversación ha sido tan anunciada como la de los libros…

Un centenar de universidades en línea no son sustitutos de un campus en vivo así como Facebook no es un sustituto del sexo, ni Twitter es un sustituto del debate…

Aquellos obsesionados con la caprichosa conectividad y la evasión personal no están escapando de la realidad… En el fondo ellos aún anhelan amistad ¡Sólo quieren una mejor clase de conversación!»

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