Impresiones por la exposición a la luz

Todo en la espiritualidad, es con base en la equivalencia de dos fuerzas: la fuerza de otorgamiento, amor, realización y creación, llamada Creador y, el deseo opuesto en el que trabaja esa fuerza: deseo de recibir, acumular y absorber todo.

La influencia de la fuerza del Creador genera todos los estados por los que atraviesa la creación, hasta alcanzar total semejanza con Él. En esta metamorfosis, la creación se siente constantemente bajo la influencia de la luz superior. Se ve obligada a ir por estados: mejor, peor y descenso, ascenso, para imprimir en sí diversas impresiones de la influencia de la luz.

Como resultado, estas impresiones evocan diversas formas de deseo. El deseo en sí, creado por el Creador, es como arcilla informe con la que se debe crear todas las formas, estados e impresiones: cerca-lejos, bajo-alto, estrecho-amplio, claro-oscuro, rojo-verde. sonidos musicales, etc. Es decir, todas las categorías que distinguen: lugar, tiempo, espacio y movimiento.

Por eso, la luz actúa sobre ese deseo amorfo, ese trozo de arcilla, ese trozo de tierra informe, polvo y hace de él algo similar al Creador. Imagina a qué nivel necesita elevar esta creación que debe ser consciente de su ascenso, recibir su impresión para que sea independiente, a semejanza del Creador.

El Creador trabaja en ese deseo inicial, que ni siquiera no es embrión, aún no nace. Eso es lo que estudiamos en la ciencia de la Cabalá y lo que prácticamente pasa por nosotros.
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De Kabtv «El poder de El libro del Zóhar» #19

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