Los dos caminos a la felicidad de Benjamin Franklin

Hay dos formas de ser feliz: Bien podemos disminuir nuestras necesidades o incrementar nuestros recursos — lo que sea que hagamos — el  resultado será el mismo; y cada quien tiene que decidir por sí mismo y hacer lo que le resulte más fácil. Si estás de ocioso o enfermo o pobre, aunque pudiera ser difícil disminuir tus necesidades, será más difícil  aumentar tus recursos. Si estás activo y eres joven y próspero y con buena salud, pudiera ser más fácil para tí aumentar tus recursos, que disminuir tus deseos; pero si eres sabio, harás ambas cosas de forma que aumentes la felicidad general de la sociedad (Benjamin Franklin, “Sobre la verdadera felicidad”, 1785). 

Pregunta:

Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos de América, era diplomático, filósofo y escritor. También se le atribuye el acuñado del aforismo “Recuerda, el tiempo es oro”. Por cierto, también él se encuentra en los billetes de 100 dólares. 

 

¿Está de acuerdo con esta ruta a la felicidad, de estar en paralelo aumentando las oportunidades y reduciendo los deseos? ¿Se puede? 

Respuesta:

De otra forma no funciona, reducir tus deseos no es malo pero puede ser un escape de las dificultades y de la vida. En general, no estoy de acuerdo, yo estoy a favor de equilibrar lo deseado con lo posible y seguir avanzando. 

Pregunta

¿Es la vía más segura, que mis deseos deben coincidir con mis capacidades?  

 

Respuesta:

Sí.

 

Pregunta:

De cualquier forma usted siempre menciona: “La ciencia de la Cabalá dice que los deseos crecerán y no podremos escapar de ello”. ¿Crecerán todo el tiempo? 

Respuesta

 Ciertamente.

Pregunta:

¿Y que se hace en paralelo? Aquí el deseo crece. 

 Respuesta

Equilibrar estos deseos con tus capacidades. Conforme te haces viejo, gradualmente te vuelves sabio. Así que dejas de ser impetuoso con esos deseos.  

 

Pregunta:

De hecho, usted menciona esto: el deseo crece y se dice: “No puedo hacer esto”. ¿Es esta mi sabiduría? Es decir, no dominaré este deseo. 

Respuesta:

Sí, automáticamente se corta.

 

Pregunta:

Y si vivo en este estado, ¿llegaré a cierto equilibrio? 

Respuesta:

Sí. No quiero más de lo que necesito. 

Pregunta:

¿No sería esto como una jubilación o un descanso? 

Respuesta:

¿Y? Hay lugar para esto.

Comentario:

En algún lugar hay espacio, cuando ya estás viejo.

Respuesta:

 No lo sé. Me considero ya viejo y siento que ha llegado el momento en el que me tengo que limitar de alguna forma.

Pregunta:

¿Es lo que vemos como apropiado para las personas mayores o, es ideal para las personas jóvenes, con deseos que crecen? 

 

Respuesta:

La gente joven sencillamente tiene que estar dispuesta de manera correcta, para que los deseos y las oportunidades estén al mismo nivel.

Pregunta:

Al mismo nivel —puedo pagar esto, pero no puedo pagar lo otro— ¿Así? 

Respuesta:

Sí.

Pregunta:

¿Qué pasa si no hay equilibrio, si me inclino por esforzarme para el deseo? 

Respuesta:

 Entonces la persona siempre se la pasa buscando en cómo estar más arriba —cayendo en ese subir — ¡Cayendo! 

Pregunta:

¿Es esto malo? 

Respuesta:

En este caso, no logra un equilibrio entre lo que desea y lo que es real. 

 

Pregunta:

¿Debería lograrlo?

 

Respuesta:

 De preferencia. 

Pregunta:

La ciencia de la Cabalá dice esto: El hombre es deseo. ¿Qué significa?

Respuesta:

El deseo es la esencia del hombre y el hombre existe para satisfacer sus deseos. 

Comentario:

Por naturaleza yo sólo quiero recibir placer. ¡Nada más! 

Mi respuesta:

Sí.

Pregunta:

¿Qué significa satisfacer mis deseos? No me puedo llenar y siempre quiero recibir. 

Respuesta

Todo lo que ves a tu alrededor, automáticamente lo clasificas y aceptas lo que es esencial para tí y lo que no es necesario; y los pones en práctica y así, te mueves. 

Pregunta:

¿Qué dice la Cabalá? ¿Dice que así es cómo se tiene que vivir? 

Respuesta:

La Cabalá dice que tienes que entender lo que tiene tu vida y de qué deseos está hecha. ¿Por qué te debes esforzar y qué deseos tienes qué cumplir? Colócalos frente a tí. Elige de ellos el más importante, el más esencial. Luego, puedes estar tranquilo, porque no habrá más elecciones y puedes solo trabajar en el deseo que quieres cumplir. 

 

Pregunta:

Idealmente, ¿por cuál deseo se tiene que esforzar una persona? 

Respuesta:

Esfuérzate por el más grande: igualarse al Creador, es decir, desear lo que el Creador quiere.

Pregunta:

¿Qué quiere el Creador?

Respuesta:

Necesitamos preguntarle a Él. 

Pregunta:

 Entonces la persona tiene que preguntar: ¿Qué quieres?… ¿Recibiré una respuesta? 

 

Respuesta:

¡Obtendré una respuesta! ¡Muy seguramente! De lo contrario, ¿para qué vivir? 

Pregunta:

¿Se puede ir sin pensar? ¿Asumirlo e ir de esta manera? 

Respuesta:

 No.

Pregunta:

¿Podría estar siguiendo a alguien? 

Respuesta:

No, eso es un error. Es como un niño pequeño siguiendo a uno grande. 

Pregunta:

 La respuesta que recibo, ¿de dónde la obtengo? ¿Cómo entender que esta es la respuesta y no un engaño? 

Respuesta:

Así es cuando llegas a la paz. 

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