Nuestro conocimiento es muy limitado. En realidad, sus fronteras deberían ser mucho más grandes de lo que imaginamos.
Pero estamos en un estado egoísta e intentamos recibir todo en nosotros mismos, por eso, somos muy limitados y sentimos sólo nuestro pequeño mundo. El universo nos parece infinito y en su materia inanimada.
Las partes inanimada, vegetal, animal y humana del universo, existen sólo en nuestro pequeño planeta. Todos los niveles están organizados como una pirámide: un enorme universo inanimado, después la naturaleza vegetal sobre la tierra, una parte más pequeña es la animal y la más pequeña es el hombre.
Imagina lo limitado que es todo y que es sólo una percepción mínima del universo general. Más aún, percibimos esta pequeña parte en nuestras propiedades egoístas, es decir, opuestas a la enorme ley de la naturaleza de amor y otorgamiento que existe en el mundo.
Resulta que el mundo que percibo lo siente negativo, defectuoso, temporal, siempre conduce a la muerte y requiere de enormes esfuerzos de nuestra parte para obtener, al menos algo, para tener satisfacción y existir de alguna manera.
Pero en realidad, este mundo, la naturaleza, el universo entero, existe de acuerdo a otra ley -la ley de amor y otorgamiento. Ahí, al contrario, existe energía, información absoluta e intercambio de fuerzas y propiedades, donde actúas y no requieres ninguna energía, ningún esfuerzo.
No actúas en contra de esta fuerza ni en contra de una fricción interna ni en contra de tus propiedades, no tienes que superar nada. Al contrario, entras a un estado de otorgamiento y amor en el que todo fluye en ti por sí solo.
No podemos siquiera imaginar esa propiedad, ese estado. Esa es la ley única y común que existe en el universo.
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De Kabtv “Acercamiento (Close-Up)”
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