Pregunta: Hoy los médicos están en contra de las cesáreas. Dicen que mientras el niño está en el útero, su estado es de total esterilidad. En el paso natural por el canal del parto, recibe la primera dosis protectora de microbios.
En cambio, durante la cesárea se queda solo y desprotegido, con la posibilidad de contraer enfermedades infecciosas. Los científicos dicen que en el caso de la cesárea no hay conexión entre madre e hijo ¿Por qué es así?
Respuesta: Hay mucho material sobre ese tema en Cabalá. De hecho, el parto es un proceso enorme, serio y muy importante, pues la madre empuja a su hijo al mundo.
Si inicialmente todo su esfuerzo fue para preservar ese cuerpo extraño que se desarrollaba dentro de su cuerpo, suprimir su rechazo y percibirlo como su órgano más importante, ahora hay una conexión totalmente diferente de la madre con el niño.
Ahora tiene que sacar lo que guardaba en sí misma. Y el niño tiene el deseo de salir de la madre, que era como una pequeña prisión y empujar las paredes. Ese suceso de desagrado mutuo genera sentimientos recíprocos en el futuro.
Al principio, en el mundo interior cuando el niño está dentro de la madre, hay total armonía entre ellos, se entienden y ambos se reprimen: el niño para no dañar a la madre y la madre para no dañar al niño. Suprimen sus cualidades egoístas e interactúan correctamente.
Durante el parto, estas cualidades egoístas se encienden y la madre y el niño se repelen, difieren y nace el niño. Además, el niño gira la cabeza hacia abajo, simboliza los cambios que se producen en él. Lo que era principal se vuelve secundario.
Y cuando un niño nace, ya tiene una necesidad diferente y esa necesidad ya es en otro nivel: la alimentación. Ya no se alimenta por el cordón umbilical, sino por el pecho, que está a un nivel completamente diferente y en vez de sangre es leche. La sangre de la madre se convierte en leche y a medida que el niño la recibe, la leche se convierte en sangre y carne.
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