No es fácil ascender los grados espirituales por medio de la fe por encima de la razón, ya que la imagen que aparece ante uno, es absolutamente clara y entendible. Es la acción hostil del egoísmo, que revela para uno el futuro como el presente, y hay que ignorar lo que vemos como si no existiera.
La revelación del Creador despliega todas las posibilidades ante uno, no solo un escaneo parcial y hace el futuro como el presente, porque no hay futuro, ni presente, ni pasado.
La luz que nos circunda, es el futuro. La luz que emana del Partzuf Nekudim es el pasado. La luz interna (Or Pnimi) que llena el Partzuf es el presente.
Cuando la persona tiene todo esto convergiendo en un punto, no lo toma en cuenta. Tiene una pantalla para desarmar todo en partes y hacer para sí mismo un montaje temporal, para pasar con sus propios esfuerzos por todos estos estados.
En otras palabras, el Creador se revela y todo se vuelve absolutamente claro, pero la persona oculta voluntariamente de sí misma al Creador, o sea, toda la energía, la información y el plan, con el fin de construirse una propia imagen a partir de la oscuridad, para combinarla en un mosaico, porque de esta forma aprende el significado interno del Creador y esto dará placer al Creador. ¡Es lo que le interesa!
Así que, los cabalistas tienen un enfoque ligeramente distinto comparado al de los psíquicos. No estamos de acuerdo con ellos, porque primero, necesitamos una pantalla para transformar nuestro mundo en un mundo infinito en todos los aspectos, con conocimiento infinito, alcance, movimiento o lo que sea.
La pantalla es necesaria para poder poseer, como el Creador, quien tomó toda la fuerza del universo, y no de nuestro pequeño mundo que ocupa un punto oscuro, y para usar esta potencia conforme le parezca en función de su propio nivel de elevación.
Las oportunidades no deberían exceder el conocimiento. De lo contrario, vemos hacia dónde puede llevarnos una bomba atómica en manos de salvajes.
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